LA CORTE DEL GIRASOL ひまわり KOOKMIN

18. El chico frágil.

Dante se encontraba usando la ropa más excéntrica posible, con una camisa vieja llena de manchas de pintura, pantalones cortos y el rostro lleno de maquillaje que le había quitado a Jungkook por capricho. Había trazado dos líneas en sus ojos, imitando a un auténtico bufón. Parecía que simplemente se estaba divirtiendo, como Jimin cuando era pequeño y se probaba la ropa de su padre cuando éste salía de casa, pero las circunstancias eran de todo menos dulces.

Había un chico que hacía cosas indebidas, un chico de apariencia frágil, el cual tenía ojeras y el cuerpo menudo. Sus travesuras incluían lanzar piedras a los demás y su conducta dejaba mucho que desear. Sus manos huesudas acariciaban a la gente como un espectro travieso, pero la situación alcanzó su punto culminante cuando decidió jugarle una broma pesada a Romolo.

Dejó el cadáver de una rata en la cama de Romolo, sabiendo perfectamente bien que el chico era sensible y que tenía reacciones exageradas a aquellas cosas que le tomaban desprevenido.

El reloj ya marcaba la medianoche cuando todos los miembros de la corte del girasol se habían reunido alrededor del joven de aspecto frágil, con excepción de Romolo que se había quedado durmiendo en la cama de Maxine. Jimin se encontraba en medio de la escena, confundido por lo que estaba sucediendo, pero aun así, estaba allí, siendo testigo de todo.

Las cuidadoras no salían por la noche, no sabía si no les importaba para nada lo que hacían o simplemente deseaban descansar inocentemente, aunque se decantaba por la primera opción.

Aquella noche, el ambiente estaba impregnado de un tono azul profundo que envolvía todo a su alrededor. En el suelo, el chico permanecía sentado, con la mirada fija en sus muslos, mientras Dante se inclinaba de vez en cuando para observarlo con una mirada traviesa. Dante disfrutaba jugando con él, burlándose y soltando risas cada vez que notaba que el chico se estremecía al sentir su contacto.

— Oh, chico frágil, ¡cuidado has de tener!, la aristocracia no te dejará vencer, tu travesura, pagada será con rigor, en el castigo hallarás tu redentor. — Cantaba Dante luciendo alegre, aunque la melodía era de todo menos feliz.

Maxine se encontraba en el centro de un círculo formado alrededor del chico. Bajo la luz de la luna, su belleza resplandecía como siempre. Sostenía un recipiente en sus manos mientras avanzaba con parsimonia hacia el chico. Sus ojos lo miraban con una frialdad que dejó a Jimin sin aliento, una frialdad que jamás había visto en ella.

— Maldito seas, inmundo asqueroso. — Maxine vertió el contenido del contenedor sobre la cabeza del chico.

Jimin no sabía qué significaba que hiciera tal cosa, pero todos los que estaban ahí sonrieron satisfechos, mientras Maxine, sin decir una palabra más, lo dejó solo en medio de la fría noche, empapado por completo.

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Dante se encontraba inclinado sobre el lavabo del baño, meticulosamente retirando el maquillaje de su rostro con un pequeño paño húmedo. La tenue luz del cuarto de baño parpadeaba intermitentemente, creando una atmósfera inquietante. Jimin había decidido acompañar a Dante, pues sentía una incómoda aprensión al regresar a los dormitorios en compañía de Jungkook.

Lo que Jimin encontró particularmente extraño fue lo callado que Jungkook se había mantenido afuera. Era una quietud casi sospechosa, especialmente considerando su conocido desdén por Romolo. Habría esperado que Jungkook defendiera a cualquier persona que se mostrara en contra de Romolo.

— ¿Qué significa lo que hizo Maxine? — Preguntó sin aguantar más su curiosidad.

— ¿Lo del agua? — Dante le sonrió, la piel de su rostro ya estaba irritada después de fregarla tanto —. Es un tanto dramático, pero simplemente lo marcó para siempre, puede que los demás se diviertan un poco con él.