7.

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Cuando Jorge entró a su departamento, pudo escuchar que en él había movimiento.

No le preocupaba, la única que tenía llaves de su casa era Leslie, y jamás, olvidaba cerrar la puerta de su departamento. A parte, ganaba bien, podía permitirse un buen departamento en una de las mejores zonas en la ciudad de México.

—Ya llegue Les... Oh —dijo algo sorprendido, al ver a la chica en lencería—

La alfa sonrió con calidez, se acercó al de rizos, Jorge sonrió sin mucho ánimo de tocarla.

—Hoy tuve mucho trabajo, mi amor...

—Para eso vengo yo, para ponerte de buenas —dijo sonriente, acariciando su vientre— Yo me pongo cosas bonitas para ti, se que te encantan...

Me encantaban.

—¿Tienes preservativo?

—¿Necesitamos?

—Claro que si, Less...

—Oh vamos Jorge, nunca quieres tener relaciones sexuales sin preservativo conmigo...

—Es un tema de seguridad, para cuidarte y cuidarme...

—Estoy limpia.

—Si, yo también cariño, pero...

—No es como que pudieras embarazarte, Jorge —gruño, levantándose de sobre él omega— ¿No te preocupas por satisfacerme? ¡Jorge! ¡Ni siquiera puedes darme un hijo!

—Tú sabes que no es mi culpa...

—¡Claro que lo es!

—No es cierto —susurro, con sus ojos cristalizándose— Sabes que mi papá...

—¿Tú papá qué? ¡Si no te hubiera encontrado en la cama con un alfa jamás te hubiera mandado a hacer lo que te hizo!

—¡Bueno! ¡Ya basta! —gritó con sus ojos cristalinos, levantándose de la silla— Eres mi novia... ¡Eres mi novia y me dices estas cosas! ¿Qué clase de alfa eres?

—¡Por Dios no llores! ¡Siempre lloras!

—¡Porqué me duele! —dijo, soltando la primera lágrima— Me duele... —susurro, Leslie giro los ojos y señaló el sofá—

—Acuéstate, enserio necesito coger —gruño, tomando un condón que tenía escondido en el sostén—

Jorge no volteó a verla en ningún momento, cuando intento besarlo volteo su rostro, cuando abrió sus piernas, cerró sus puños.

No dolía, tampoco era malo, había compartido bastantes noches con esa mujer en el pasado, ya no era extraño.

Solo que no le estaba gustando.

...

Diego llegó con una sonrisa enorme, emocionado de ver al omega.

Pero cuando entro a la habitación no lo vio por ningún lado, frunció su ceño sin entender, se sentó en el piso, le mando un mensaje al de rizos, escuchando no muy lejos el sonido de el celular ajeno.

Se levantó del suelo y camino hasta donde había sonado aquel teléfono, sonriendo al ver al omega tras un poco de utilería.

—Hey... ¿Qué haces ahí? Ven aquí, te llenaras de polvo —dijo preocupado, lo levantó delicadamente de entre la utilería, empezó a pasar su mano por su ropa, sacudiéndola, hasta que vio sus ojitos rojos— Hey...

Amigos... ¿Con derechos?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora