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Se rió al escuchar al doctor, el hombre frunció su ceño y bajo sus lentes, sin entender.

—¿Qué te parece gracioso?

—Doctor, seré muy sincero con usted... Tuve un aborto clandestino cuando tenía quince años, el doctor me aseguró que no podría volver a gestar, durante años e tenido relaciones con mi pareja sin protegernos, ¿y se supone que estoy embarazado?

—Probablemente te ligaron las trompas cuando eso sucedió, puede pasar que se vuelvan a conectar al pasar los años, los "médicos" suelen hacer esto para castigar a los omegas que pasan por ese proceso —Jorge no lo podía creer, simplemente estaba en shock, buscando excusas lógicas sobre porque no estaba esperando— ¿Enserio no me crees?

—No, disculpe, no puedo creerlo, buscare una segunda opinión.

—Espera —pidió, lo volvió a recostar, siguiendo con el ultrasonido— Escucha.

Jorge suspiró y cerró sus ojos con los brazos cruzados, escuchó un botón, no tardó en empezar a sonar el sonido más hermoso, ese que nunca pensó escuchar.

Sus ojos se abrieron y cristalizaron al oír unos latidos, muy rápidos para que fueran suyos, fuertes y retumbantes, vibrando por toda la habitación.

—Si aún no me cree, podemos hacer una prueba de sangre y orina.

Todos los minutos después de eso no estaban nada claros para el, solo escuchaba al doctor y a la enfermera, las vitaminas que le recetó, las ecografías que le imprimió, un folleto por si su pareja no quería ser padre o si él aún no se sentía listo, cuando llego a la cochera de su casa, vio las vitaminas y ambos exámenes (tanto el de sangre como el de orina) empezó a llorar.

Lloro y lloro, tanto, que no supo cuánto tiempo pasó, solo sentía como su cuerpo quería soltar todo aquello que se había guardado durante años, ese  sentimiento que siempre lucho por salir, cubrió su rostro y no pudo evitar soltar fuertes sollozos, estaba embarazado, sería padre, haría padre a Diego, serían una familia.

Le costó varios minutos reponerse, cada vez los sollozos eran más silenciosos y los espasmos menos escandalosos, pero las lágrimas no podían parar de salir, Jorge abrazó el volante, acariciando su vientre donde tenía a un bebé, a su bebé.

La ventana de su carro empezó a ser golpeada, Jorge volteó a ver hacía esta, sorprendiendo al ver a su esposo ahí, con la ropa holgada que usaba para estar en casa, las pantuflas de gatito y el cabello despeinado, lo había sentido, acarició su cuello, su marca ardía por la preocupación que él alfa sentía.

—¡¿Qué sucedió?! —dijo completamente asustado, Jorge volvió a sollozar, saliendo del auto y lanzándose a los brazos de su pareja— ¡¿Qué paso?! ¿Es grave? ¡Jorge, por favor háblame!

El menor limpió su nariz cerrando sus ojos luego de hacer un puchero, negó, Diego no tardó en comprender que necesitaba un fuerte abrazo.

—Por favor, dime qué pasa... Lo que sea que tengas, lo que sea que pase lucharemos, juntos...

—Creo que no estás preparado —Rió, limpiando sus lágrimas— Creo que ni tú ni yo lo estamos...

Diego gruñó, apartó a Jorge y buscó entre su camioneta, no tardó mucho en dar con lo que él menor ocultaba, se sentó y vio la ecografía, palideció, ¿Un tumor?.

Empezó a leer los estudios, no entendía un carajo, era actor, no médico. Llevo su mirada hasta el final del papel, "positivo, paciente omega en estado"cuando vio las vitaminas  pre-natales suspiró, mirando nuevamente al omega frente a él.

—¿Cómo?

—No lo sé...

—Tu enserio estás...

—Estoy embarazado —susurro, poniendo sus manos en su vientre, no pudo evitar volver a llorar— Vamos a ser papás...

—Dios mío... —Miró la ecografía de nuevo, los ojos empezaron a picarle y la necesidad de sentir a su omega creció de una forma inimaginable— Estas embarazado... Di-Dios mío Jorge, me harás papá... —sus ojos se cristalizaron, tomo en brazos al menor y lo levantó del piso, Jorge sollozó entre lágrimas— E-Es un milagro, dios mío... Tú... Enserio... Maldita sea, Jorge...

Las palabras sobraban, ambos no tardaron en darse cuenta, Diego volvió a abrazarlo para darle dulces besos a su esposo, él amor de su vida y ahora, padre de sus hijos.

...

Los dos estaban sentados en la camioneta de fuera de otra clínica, no se quedarían solo con la que ya habían ido, tenían que estar seguros, Diego suspiró al ver el video que había grabado con su teléfono.

—Estás verdaderamente embarazado —dijo, en shock, Jorge asintió, limpiando sus lágrimas— ¿Por qué te mintieron? ¿Tu papá tampoco sabía?

—No quiero saberlo, finalmente tengo una relación decente con el, no quiero arruinarla por esto...

—Ay, dios mío —susurro, Jorge rió al escuchar a Diego decir eso de nuevo, el mayor alzó una ceja y sonrió— ¿Te burlas de mi?

—Perdóname, pero has dicho esa frase treinta y seis veces hasta ahora.

—Dios mío, Jorge ¿Las estás contando?

—Treinta y siete —rió, Diego suspiró y sonrió dulce al ver como su novio sonreía, se acercó a él y lo abrazó, ninguno de los dos sabía que más decir, solo estaban muy sorprendidos— Oye...

—Dijo que sería un embarazo de alto riesgo —susurró, volteó a ver a su novio— No quiero que te pase nada...

—Hey, no va a pasarme nada, estoy bien...

—Habló de la opción de que uno de los dos no soportará el parto —susurró, Jorge mordió su labio pero asintió, alzando los hombros— No elegiré al bebé.

—¿Qué?

—Se que es mi hijo y créeme que soy el hombre más feliz ahora que sé que seremos padres, pero me rehúso a poner la vida de mi hijo sobre la tuya, no quiero perderte, no voy a hacerlo, podemos tener más hijos luego, pero no tendré nunca otro tú...

—Alfa, el doctor dijo que muy probablemente esta sería mi única oportunidad.

—No me importa...

Jorge suspiró al escuchar a su alfa decirle eso, sonrió y lo abrazó, juntando sus frentes. Tomó su mano con fuerza, sonriendo cuando el alfa acarició su cintura.

No pensó en nada más, esperaba que el doctor estuviera equivocado y pudieran tener un sano y fantástico embarazo, junto un doloroso pero hermoso parto, enserio lo deseaban con todo su corazón.

Amigos... ¿Con derechos?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora