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—¡Wow! ¡qué sorpresa! —sonrió, el menor lo pensó un poco antes de hacerlo, no quiso abrazar a la mujer, aún causaba algo de dolor todo lo que había sufrido con ella— ¿Cómo estás? Escuché que Danna había tenido una bebé, ¿vas a regalarle algo?

—Oh... Mmm... —lo pensó unos minutos, obviamente sabía que la alfa no sabía que estaba esperando, traía una sudadera muy grande que cubría su abdomen, alzó los hombros antes de contestar— No, es para mi cachorro.

—Ay, ¿Tuviste un hijo? Wow, ¿No fue muy difícil conseguir un vientre de alquiler? ¿O adoptaste?

—Bueno...

—¡Oh! ¡Estás casado! —tomó la mano del omega, sonriendo al ver el anillo en su dedo anular, el menor ni siquiera supo cómo reaccionar— Uy, no se ve nada barato.

—Porque no lo es —Ambos voltearon— Hola, Leslie.

—Vaya, te casaste con Diego —dijo con una sonrisa falsa, mirando nuevamente a Jorge— Wow, pensé que este alfa te dejaría después de algunas semanas, pero supiste retenerlo.

—¿Qué hace esa mujer molestando a mi madre? —dijo con molestia Elaia, la mujer alzó una ceja al ver a la pequeña, para luego ver al otro cachorro, que tenía el ceño fruncido y se aferraba a su padre—

—¡Wow! Pero si son idénticos a ti, que buena clínica —dijo burlona, mirando a Diego— Hasta se parecen a Jorge.

—Porque son míos —dijo, la mujer alzó una ceja— Me embaracé meses después de comprometernos, semanas antes de casarnos...

—¿Tú?

—Si, y te agradecería que tuvieras la madurez de no discutir eso frente a mis hijos.

—Ya pagué, ¿quieres comprar algo más?

—No, gracias, vámonos mejor —sonrió, dejando de lado el gorrito y tomando el brazo de Diego, el alfa se preocupó rápidamente de verlo tan pálido—

—Cálmate, le hará mal al cachorro...

—Mmm... —Se quejó, antes de acurrucarse en su hombro, cerrando sus ojos— Me duele la cabeza de ver a esa mujer.

—¿Quieres que la muerda?

—No vas a morder a nadie, cachorra.

—Pero hueles a miedo —dijo algo preocupada, abrazando las piernas de su Jorge, acurrucándose contra su vientre— No me gusta verte así.... Tengo que cuidarte...

—Ay, mi niña... —se arrodilló, abrazándola con fuerza— claro que me cuidas, nena, pero no tienes de qué preocuparte, sé cuidarme bien, y tu padre no se queda atrás.

Diego sonrió y cargó a su pequeña cachorra, besó su frente para llevarla en resto del día en sus brazos, acurrucada sobre su pecho.

...

—Estoy temblando.

—Diego...

—Dios mío, la última vez tu fuente se rompió en el hospital.

—La última vez tuvimos dos cachorros, en un embarazo de alto riesgo, no puede ser que estés más nervioso ahora que hace tres años —cuando el alfa hizo un puchero, no pudo evitar sonreír, caminó unos pasos hasta su pareja, abrazando su cuello— Todo está bien... Tengo treinta y nueve semanas, dos contracciones en menos de diez minutos, todo estará bien...

—Dios, no se porque siempre me pongo tan nervioso, soy una basura de alfa —susurró avergonzado, abrazando a su esposo de la cintura— Perdóname por ser un alfa sensible...

—No está mal ser sensible, mi amor —susurró con cariño, abrazándolo con más fuerza— Yo confío mucho en ti, corazón, siempre sabes cómo ayudarme... Pero eres humano y te pones nervioso, yo me pondría como un loco si te viera sufriendo.

Diego suspiró y lo abrazó con más fuerza, sonriendo cuando se acurrucó mejor sobre su pecho.

—Mi mamá llegará pronto.

—Tráeme a mis niños.

—Pero...

—Tráeme a mis cachorros, quiero explicarles qué pasará.

Diego asintió y caminó fuera de la habitación, llegó unos minutos después, en el peor de los momentos porque estaba pasando por una contracción mucho más fuerte que las anteriores.

—Cachorros... —susurró, anteriormente había estado de cuclillas, pero decidió arrodillarse cuando sus bebés entraron corriendo—

—Papi, ¿Qué te pasa? —dijo Elian peeocupado— ¿Qué te duele? ¿Qué hacemos para ayudar?

—No pueden hacer nada, cachorros... Así tiene que ser, es la naturaleza.

—¿Sufriste igual cuando nacimos nosotros?

—Mmm... Un poquito más porque era primerizo y no sabía que iba a pasar —ambos se preocuparon aún más, pero sonrió dulcemente— así será cuando tengan a sus cachorros...

—Entonces nunca voy a tener un cachorro.

—Está perfecto si así lo quieres, Elian, yo si quiero, deseo muchísimo a tu hermanito, así como los desee a ustedes... Todo estará bien, mañana todo habrá terminado y papi vendrá por ustedes para que conozcan a su hermanito...

—Mmm —Elaia hizo una mueca, pero abrazo con fuerza a su Jorge, él omega suspiró, acariciando el pequeño cuerpo de su hija— Te quiero, mami —besó su frente, alejándose con cariño—

—Yo los amo.

—¡Yo también te amo! —dijo Elian, antes de abrazarlo con fuerza, alejándose con cuidado— Mañana nos vemos.

—Tienen que portarse bien, no sean groseros con sus abuelos.

—No lo seremos, lo prometemos.

Diego levantó con cariño a Jorge, abrazo a sus dos hijos, dándole un beso en la frente a cada uno, cargó la maleta y llevó su mano a la cadera de su omega, sonriendo al ver como caminaba, fingiendo que no sentía dolor.

—Estás teniendo una contracción...

—Y cada vez son más fuertes —susurró, mirando a su esposo con una sonrisa cansada— Esto está siendo muy rápido Diego, te juro que ya siento al cachorro.

—Ay Dios mío, todavía estamos como a una hora del hospital.

—No lo tendré todavía, tranquilo.

—Si pasa como en las películas y das a luz en el carro no podré atenderte, me desmayaré en cuanto vea entre tus piernas, así que no des aluz en camino al hospital.

Jorge rió, el alfa le abrió la puerta a su esposo, él se sentó, mirándolo con una sonrisa traviesa.

—No te prometo nada.

—No me digas eso que se me va a bajar la presión.

Jorge volvió a reír.

Le encantaba jugar con su pareja en momentos así.

El camino en su mayoría fue tranquilo, hasta que en cierto punto Jorge se empezó a quejar más que antes.

El viaje al hospital fue un martirio cuando Jorge empezó a gritar.

Amigos... ¿Con derechos?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora