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Cuando llegaron al cuarto ambos se sonrieron, el menor empujó a su pareja a la cama, sonriendo cuando se quitó la playera.

Jorge silbó al ver el abdomen marcado de su novio, Diego no era un gran fan de hacer ejercicio, mucho menos de hacer abdomen, pero sabía que para la película que había grabado había tenido que cambiar su dieta y hacer mucho ejercicio, el papel lo ameritaba.

—Wow... —susurró, se tiró a su lado, pasando las manos por su duro abdomen— Te odio por ponerte tan bueno cuando estoy como estoy...

—Estas mejor que nunca, ¿qué dices? —dijo burlón, besando sus labios y acariciando sus caderas— Mmmm... Tus caderas crecieron...

—Todo mi cuerpo creció —dijo apenado, el mayor sonrió y asintió, tirando a su novio a la cama—

Le quitó la playera y luego el pantalón, sonrió al verlo en ropa interior en su cama.

No tardo en subirse sobre el.

...

Hacía muy poco había cumplido las treinta y seis semanas.

Desde que había entrado en el último trimestre del embarazo fue un poco difícil y cansado para el, nunca imaginó que cargar con dos niños sería tan agotador, pero enserio lo era.

Ahora que ambos estaban en casa, tenía la ayuda de Diego veinticuatro siete, pero tampoco se sentía tan bien, se sentía sumamente mal de no tener ganas de hacer nada a parte de dormir y permanecer en su nido, pero crear dos seres humanos le resultaba agotador.

—Hola —susurró, el menor volteó y le sonrió, palmeó la cama indicándole que se acostara con el— ¿Cómo te sientes?

—Cansado —dijo sincero, abrazando mejor su almohada— Los bebés no han parado de moverse desde que desperté... Me duele mucho —sonrió, cerrando sus ojos con pesadez—

—Ya no falta mucho, Coky, tranquilo... —susurró, se acostó junto a él y abrazó su cintura, acariciando su pancita regordeta—

—Ya está muy grande —susurró, su pancita no tenía el tamaño que debía tener, sus bebés estaban un poco más pequeños de lo esperado, pero lo suficientemente grandes para nacer—

—No es tan grande, la pancita de mi hermana era de este tamaño, y solo tenía un bebé...

—Mmmm... No me gusta pensar en eso, me preocupa un poco, yo quiero que mis dos niños estén bien cuando nazcan.

—Los dos estarán bien... Ya deja de preocuparte por eso —besó su frente, sonriendo cuando se levantó con cuidado— Tus padres quieren venir a verte...

—No quiero verlos.

—Omega, nuestros cachorros podrían nacer en cualquier momento, ambos sabemos que no querremos a nadie en esta casa una vez que eso suceda, ¿No quieres ver a tus padres antes de dar a luz?

—Tal vez deba de alejarme de mis papás —dijo sincero, el alfa suspiró— Diego, siempre que estoy con ellos solo hay problemas, amo a mi madre, pero... —bajo la mirada— La última vez enserio creí que iba a morir y te iba a dejar solo, me sentí horriblemente mal, no me quiero imaginar lo que tú sentiste, durante años lo único que han hecho mis papás es eso, causarme problemas, nunca puedo estar en paz cuando se trata de ellos.

—Coky, son tus padres...

—Tal vez cuando los niños nazcan, pero hasta que eso suceda quiero vivir un tiempo sin estrés —alzó los hombros— No quiero volver a tener un susto como ese, prefiero que mi embarazo termine y luego, hablaré con ellos, ¿Esta bien?

Diego suspiró, pero asintió, se levantó de la cama y sonrió, acomodándose entre las piernas de su pareja.

Jorge sonrió, porque sabía perfectamente que quería hacer, subió su playera con una sonrisa cálida, riendo cuando el alfa empezó a besar su vientre.

—Hola, cachorritos... —empezó a frotar su vientre con la palma de su mano, riendo cuando vio a uno de sus cachorros patear— Oye, con cuidado, vas a lastimar a papá...

—No les hablas hace mucho, es obvio que se alocan cuando su papá les dice cosas... —rió, alzando una ceja cuando el alfa empezó a repartir besos por su abdomen— Aún no hemos hablado de los nombres...

—Verga, es cierto que los bebés llevan nombres —el omega empezó a reír, Diego solo giró los ojos y besó su pancita— Mmm... Vamos a buscar en Google.

Jorge rió y asintió, sacando su teléfono, para buscar durante varias horas.

...

Cerró sus ojos al sentir dolor, estaba caminando por su habitación, el alfa estaba hablando con el doctor, ya que las contracciones habían empezado hacía unas dos horas.

—¿Todavía no?

—La última vez que lo revisé su cachorra ya estaba empezando a cambiar de posición, al igual que su cachorro, si Jorge se siente bien, lo mejor sería que permanezca contigo, a estado bien últimamente, puede aguantar un poco más, hasta que las contracciones sean más duraderas y con menos tiempo entre cada una.

—¿Y, y yo qué hago? —dijo nervioso, el pensó que sabría qué hacer cuando la hora hubiera llegado, pero ahora se daba cuenta que no sabía ni una mierda— Soy primerizo, no sé qué hacer...

—El también es primerizo, y créeme que está mucho más asustado que tú —el alfa suspiró, lo sabía— Tu sabes qué hacer, tu instinto te dirá que tienes que hacer...

—¿A qué hora nos vemos?

—A las seis de la mañana, a menos que rompa fuente, en caso de que lo haga me llamas inmediatamente y corres al hospital.

—Ok, si, yo creo que estará bien —susurró, viendo que su reloj marcaba las tres de la madrugada— nos vemos al rato, doctor.

—Suerte.

Cuando colgó se acercó a Jorge, el omega estaba de cuclillas en el piso, haciendo algunos movimientos que le habían enseñado en sus clases.

—Hola...

Jorge sonrió al ver a su esposo, se arrodilló con cuidado en el piso, cerrando sus ojos y haciendo una mueca cuando una nueva contracción lo atacó.

Diego estaba nervioso, no sabía muy bien qué hacer, ver a Jorge pasar por dolor y saber que en unas horas solo sería más fuerte, lo aterraba.

—Ven aquí, cachorro —Lo abrazó de la cintura, Jorge se abrazó de sus hombros, suspirando al sentir como una contracción lo atacaba— Todo estará bien...

—Tengo mucho miedo...

—Lo sé, yo también —acarició sus rizos, besando su frente— pero todo estará bien...

El menor asintió, sonriendo al ver tan seguro a su pareja.

—Todo estará bien...

...

¡Conocerán a mis chiquitines!

O mínimo a uno de ellos.

Amigos... ¿Con derechos?. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora