INTRO

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EL LOBO NO LOBO

La mujer jadeaba con fuerza mientras corría por el bosque oscuro; sus piernas veloces recorrían largas distancias en una fracción de segundo. Si no fuera por el sonido de hojas crujiendo bajo sus pisadas y el grupo de hombres persiguiendola, ella estaba completamente segura de que lo único que se habría escuchado sería su imperturbable respiración.

-¡Más rápido! ¡Vamos!

-¡Nos está dejando atrás! ¡Síganla, rápido!-Los hombres gritaban detrás de ella, la cual, pese a estar asustada, no hizo ningún intento por mirarlos. De repente, la pequeña que sostenía contra el pecho, envuelta en una tela gruesa, gimió en sus brazos; debía estar cansada de tanto movimiento brusco al correr.

-Lo siento, mi niña, lo siento tanto-Susurró la mujer, acelerando el paso. ¿Como podría despistar a los hombres que la seguían? El bosque estaba extrañamente oscuro, con solo el tenue reflejo de la luz de la luna que la ayudaba a vislumbrar el camino, dee pronto, un ligero sollozo le recorrió la garganta.
En ese mismo instante sintió un dolor agudo en la pierna, dejándola caer contra el suelo.

-¡¡Aaaaagh!!-Gritó, ante la oleada de aflicción insoportable que la azotó el golpe. Y Como consecuencia, el bebé se le cayó de los brazos y rodó por el suelo, soltando también un llanto acordé con la tensa situación.

-No... ¡¡No!!-Chilló la madre desesperada, al mismo tiempo que se agarraba la pierna herida. Se dio cuenta entonces que le había disparado una flecha, y no una cualquiera, sino una flecha envenenada, con sitos uno de los venenos más efectivos de las brujas. Nadie podría sobrevivir a eso..... Era imposible. Aún en este condición, solo era capaz de pensar en su bebé. Tratando de ignorar el dolor, se arrastró hasta donde estaba la pequeña, acercándola y colocándola junto a su pecho mientras su espalda impacto contra el suelo en un golpe sordo. Era obvio que aquellos hombres ya la estaría alcanzando a esas alturas.

-Tu lucha ha terminado-Escucho a una voz repentinamente; una familiar y amenazadora voz femenina, sabia que era ella, que la flecha envenenada tenía que venir de ella. Entonces alzó la vista para poder comprobarlo, y pudo verla allí en la oscuridad, luciendo un vestido tan largo que podría barrer el suelo con el.

-Hyewon, por favor...-Suplico la mujer tendida en el suelo, con una mueca de dolor en el rostro.

-¿De verdad creíste que puedes escapar de tu juicio?-Continuó la otra mujer, esta vez más contundente-¿Acaso pensabas que eres lo suficientemente inteligente como para escabullirte del castigo por tu imprudencia y necedad?-Ante la acusación, se le formó un nudo en la garganta a la madre, quien rogo:

-Mi hija no tiene nada que ver con esto... Por favor, no le hagas daño

-¡Tu hija si tiene que ver con todo esto!-Un rayo impacto en el cielo ante al furioso reproche de Hyewon-Daehyun, tu hija es una maldición. Se convirtió en una maldición el mismo día en el que simpatizaste con uno de nuestros enemigos, y fruto de esa unión nació ella. ¡Rompiste una de nuestras reglas sagradas! ¡De modo de que tu y tu hija híbrida tienen que pagar por ello!

-Ella no será un problema, ya me he asegurado de eso. Por favor, Hyewon, tienes que escucharme

-Eres una bruja, Daehyun, y una de nuestras mejores, no deberías haberte enamorado del enemigo, y lo que es peor, tener descendencia con el, me decepcionaste enormemente

-No, por favor...

-¡Se acabó la charla Daehyun!-Su grito enérgico provocó otro estruendo en el cielo. Para entonces, los hombres que perseguía a Daehyun por fin ya había llegado al lugar donde aquella mujer ya se encontraba indefensa, todos se pararon allí, mirando la situación intensa de aquellas dos mujeres-Como reina de las brujas oceánicas del oeste que soy, por la presente, condenó a muerte a Daehyun y a su hija-Declaró la mayor autoridad, alargando la mano hacia ella, en ese momento la recién condenada, supo que su vida llegaría a su fin, si ella no hacía nada para detener su inminente destino, no le quedaba de otra que enfrentarse ante a Hyewon y luchar contra ella. Sin embargo ya envenenada, usar sus poderes definitivamente extraería toda la energía vital en su interior y la mataría. A la vez, no podía pensar en nada más que en su hija... No tenía elección.

De esa forma, justo cuando la otra se disponía a usar su varita, ella dejo escapar un fuerte grito que causó una tormenta, esta vibración sacudió el cielo por completo, además de los árboles y todo a su alrededor. Hye Won soltó un grito agónico y de asombro:

-¡¡¡¡Daehyun!!!!-Acto seguido, canalizo los poderes de la varita hacia su oponente rápidamente, si bien resultó ser ya demasiado tarde, pues un viento impecable la arrastró, llevándola tan lejos que se estrelló contra un árbol que también había sido arrancado por la corriente. El mismo destino sufrieron los hombres que estaban detrás de aquella mujer. Daehyun estaba segura de que nadie sobreviria a tal golpe.

Pocos minutos después del grito, todo el lugar se quedó en calma, excepto por los tenues sonidos de los grillos y el llanto agudo de la pequeña, la mujer ya podía sentir como las fuerzas la abandonaban, tanto que apenas podía sostener al bebé en brazos.

-Te amo, mi niña-Murmuró débilmente, hasta que, poco a poco, se le cerraron los ojos finalmente.


RĖY ÅLFÄ

☆MÎ RĖY ÅLFÄ☆

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