CAP 9

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SUNGHYE Y EL LOBO DE OJOS ROJOS


Sunghye pudo sentir cómo el corazón se le subía a la garganta... Los ojos de la chica se abrieron de par en par a causa de la conmoción y rápidamente se dio la vuelta para echar un vistazo. Estaba segura de que acababa de escuchar un aullido... Un sonido que solo un animal en particular podía producir. ¡Un lobo!

-¡No..! Un hombre lobo no es capaz de aullar a menos que cambie a su forma de lobo, pero actualmente hay toque de queda, así que eso es imposible- Pensó ella.

—¡Oh no!—La angustia hizo que la joven rápidamente se llevara las manos al pecho, desde lo más profundo de sus entrañas, había algo que le decía que se encontraba en peligro, que una entidad desconocida se estaba acercando... Sin más vacilaciones, ella se dio la vuelta y empezó a correr hacia la cueva. El aullido nuevamente se hizo presente, pero ahora con mayor intensidad, provocando que el rostro de Sunghye retorciera de pavor; su corazón latía salvajemente mientras una tormenta de angustia y agitación se desataba en su interior, ahora, estaba tan claro como el agua: había un lobo acechando por los alrededores. ¿Pero por qué? ¿Y dónde? ¿Podría ser posible que alguien más estuviera desobedeciendo las órdenes del Rey, al igual que ella? Pero, ¿por qué el lobo estaba aullando, como si su intención fuera hacerse notar? Con la frente goteando de sudor, Sunghye decidió olvidarse de todo y simplemente siguió su camino hacia la cueva; estaba tan aterrada, que lo único que deseaba era refugiarse ahí lo antes posible.

-No te preocupes, lo vas a lograr, claro que lo lograrás. Conseguirás las hojas, llegarás ilesa a casa, y esto nunca más volverá a suceder- La mujer se consoló a sí misma.

Cuando al fin llegó a la cueva, ella no tardó en encontrar las hojas que estaba buscando, las cuales se encontraban justo al lado de la entrada y florecían con una capa de rocío sobre su superficie.

-¡Sí...!-

La mujer tomó tres hojas con un movimiento rápido y fuerte, y después de darse la vuelta, se preparó para huir de regreso a casa. Para su mala suerte, en el instante que se giró, sus ojos se encontraron con una figura sacada de una pesadilla, algo que hizo que su corazón latiera violentamente y sus pulmones se vaciaran por completo. Los ojos de Sunghye brillaron y se dilataron al mismo tiempo que miraba a la criatura....

¡Un lobo!

¡Y estaba allí mismo mirándola fijamente!

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MIENTRAS TANTO, EN OTRO LUGAR LEJOS DE LAS SIETE MONTAÑAS

En la comunidad de vampiros, en la colonia que albergaba a una de sus camadas, o para ser más específicos, a la camada más poderosa de todas.

El poderoso Jin, también conocido como el líder de los vampiros Seokjin, se encontraba descansando en su trono, disfrutando de la dama que gemía entre sus brazos mientras drenaba su sangre con los dos dientes caninos que le clavó en el cuello. Los vampiros tenían en total seis colonias, las cuales eran habitadas por siete diferentes grupos llamados camadas; cada camada tenía a su propio líder, pero era bien sabido entre toda la comunidad de vampiros que el más poderoso era el de Seokjin. En el pasado fueron dirigidos por un líder muy fuerte, pero un día fue asesinado y Jin tuvo que hacerse cargo; la muerte de dicho vampiro seguía siendo un misterio, ya que su cadáver ni siquiera fue encontrado. Afortunadamente, Jin también era muy poderoso, por lo que fue capaz de tomar el puesto que dejó su antecesor.

Era conocido como el vampiro más poderoso, con mayores niveles de fuerza, poseedor de la mejor vista, oido, olfato... Y su apetito voraz también superaba al de cualquiera de sus congéneres; cuando tenía hambre, podía percibir el latido del corazón humano a miles de metros de distancia. Seokjin tenía 157 años, pero lucía como un hombre de 32, debido a que esa era la edad que tenía cuando fue convertido en vampiro. Los seres de su clase tenían la característica de nunca envejecer, cualquier humano que lo viera lo admiraría por su belleza y juventud, pero nadie tenía ni idea de que en realidad era alguien que tenía más de cien años. Jin seguía absorto con la dama entre sus brazos... Sus lacayos tuvieron que ir hasta un pueblo muy distante habitado por simples humanos, lugar en donde solo pudieron capturar a una hembra que fungiría como el alimento de esa noche. Su líder había estado muy hambriento últimamente, por lo que se habría desatado un caos en caso de no satisfacerlo con su comida favorita.

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