EL CHICO QUE DICE MENTIRAS.

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Darling.

—¡Deja ese celular, Andrés! —grite. Pero fue tarde, ya estaba descolgando la llamada.

Intente quitárselo entre empujones pero fue inútil. Pero el idiota entre en no dejarme ver quién era, lo tiró al piso.

Se me escapó un grito ahogado, lo recogí pero una fuerte voz me asustó e hizo que pegara un salto que hizo que el celular cayera de nuevo. Dereck.

— Corta. —ordeno serio. Lo recogí por segunda vez, no dude en hacerle caso, su cara mostraba molestia ante nuestra presencia y a la vez cansando de tener que soportar nos.

Tosió antes de decir algo, su voz sonó entre las paredes de aquella casa.

— Que vuelva con la mujer. Tengo un plan. —camina por la sala algo tenso, pero si creo conocerlo sabe lo que hace y si dice tener un plan, es porque lo tiene.— No diré nada, hasta que todo esté en orden, se que este chico dice mentiras. Muy buenas.

—¿Piensas que está fingiendo?

— No lo pienso, estoy seguro.  —se frota la barbilla pensativo— Además, no es un porblema, de lo contrario, será de una excelente ayuda.

—¿Por qué cree que nos ayudará? —pregunto. Deja de frotarse la barbilla y sonríe. Dereck, es un señor muy misterioso, con las manos manchadas de sangre que todos hemos cubierto, su reputación en su trabajo es tan grande que nadie duda si el da una orden. Siempre lleva el cabello bien ordenado, el cabello castaño y sus ojos oscuros que aveces creo que cambian de color. Su piel siempre está cubierta, nunca deja de usar sus abrigos, aunque el clima sea cálido.

He aprendió que aunque Dereck sonría, no debo bajar la guardia. Es más es cuando debo alzar mi barbilla y esperar lo que tenga que decir.

— Una promesa debe cumplirse querida. —se me acerca. Andrés recompone su postura y se queda quieto detrás mío.

— ¿Y si no lo hace? —se le escapa una carcajada.

— Lo conozco más de lo que tú crees. No podrá resistirse Darling, todo esto corre por sus venas, aunque crea que no le importa lo más mínimo, verás que será el que siga con este legado.

No contesto, es la primera vez en años que mi nombre es pronunciado por el.

— El derramará más sangre de lo que yo he derramado y tú serás testigo de todo aquello ¿Sabes por qué?

— Lo se señor. —agacho la mirada.

— Bien por ti. —me da una palmada en el hombro— ahora, síguele el juego y llévatelo de aquí. —Paso por su lado, pero me dentro en seco— Tu no jovencito. —aunque no se refiere a mí me giro ante el— Tengo que hablar temas muy serios contigo.

Asiento. Andre se queda de lo más tranquilo mientras mis pies comienzan a moverse de nuevo.

Cuando salgo al patio trasero lo veo sentado, el grupo está lejos de él a la espada de un ataque pero es en vano, sebastian está mirando sus manos sin mirarlos. Suspiro antes de llegar.

— Nos vamos. —levanta la mirada— Te llevaré a casa.

— Estoy en casa. —agacha de nuevo la cabeza.

— no, no lo estás. Ahora levanta que tenemos que ir con los tuyos. —se levanta de forma brusca que tengo que dar dos pasos hacia atrás.

Sebastian es alto y tengo la obligación de levantar la mirada.

— ¿Y tú si? —dice serio.— Dime ¿Estás en casa? ¿Acaso no deberías estar con tu padre? Porque si hablamos de ir a casa, deberías hacerlo tú primero.

¿Qué nos ocurrió? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora