LUCIA.
Me aparte inmediatamente, mire a mi alrededor, no había nadie. Ninguna persona, solo una habitación con luces rojas que hacía que la persona que tenía adelante se viera más grande y más peligrosa.
No sabía cómo había llegado a este cuarto..... el chico, mientras nos movia en la pista.
— ¡ISAA....! —se abalanzó a mi y cubro mi boca, luche pero era más fuerte.
— ¡SHTT! —Se colocó atrás mío sin mover sus manos de mi boca. Intente gritar pero su apretón hacia que mi voz apenas se escuchará.
Así que empecé a patalear. Le aseste un golpe como pude en la parte baja, aunque no fue tan fácil logré que me liberada. No dude en ir por la salida, pero cuando intenté abrir la puerta, está se encontraba cerrada.—¡ISAAAAAAC! —golpee la puerta— ¡AYUDA, UN TIPO IDIOTA....! —sentí de nuevos sus manos en mi boca.
— ¡CARAJOS, LUCIA SOY YO! —negué con la cabeza. Le mordí la mano y maldijo.
— ¡Te juro que si te acercas te dejare sin hijos! —retrocedí. Busque mi móvil, el cual no estaba. Lo mire a él y después a la puerta. No tenía sentido ir a la salida. Así que grite como más pude hacerlo— ¡¡¡ISAAAAAAAAAAAAC!!!
—¡SOY SEBASTIAN! —me callé— Soy Sebastian. —se quito de mala manera el antifaz.— ¿vez? Soy yo, azul.
Del susto tenía los ojos nublados de lágrimas. No pude creerle. Al Sebastián que conocí una vez era muy diferente al chico que tenia adelante.
Aunque la luz roja no dejaba verlo muy bien, me di cuenta de su cabello, Sebastián tenía el cabello medio cobrizo o café. Y este chico lo tiene de color cenizo. Tiene un piercing en la ceja izquierda.
Y gracias a qué tiene la manga de la camisa doblada hasta el codo, me doy cuánta de un pequeño tatuaje.
— Tu no eres sebastian. —me alejo— Así que se bueno y deja que me vaya. De seguro te has confundido....—no se que decirle. Mi voz se quiebra del miedo— te prometo que no le diré nada a nadie.....solo deja que me vaya —miro la salida y el dirige su mirada a ella también— Por favor —suplico. Pero niega y vuelve a mirarme— ¡Enserio te prometo no decir nada, solo deja que vuelva con mi amigo!
—¿amigo? —nego por segunda vez la cabeza y avanzo hacia mi. Retrocedí hasta que mi espalda choco con la pared, Vi mis posibilidades y cualquier cosa que me ayudara a escapar, pero el cuarto estaba vacío.
— ¡No te acerques! —se detuvo.
Se quedó en silencio, me dió una repasada de arriba hacia abajo.
— Escucha, Quisiera que esto fuera diferente... pero es lo que hay. No puedo dejarte ir así, es complicado. Pero confía en mí, soy sebastian Wesley.
— Tu no eres mi mejor amigo —es mi turno de repasarlo— El....no se cómo explicarlo pero tú no eres el. El sebastian que yo conozco jamás me retendría en contra mi voluntad. —asiente.
— Muy bien —se acerca a la puerta y la abre utilizando una llave— Eres libre. —miro la puerta y lo veo a el
— Dame mi celular. Ahora. —se mete la mano en el bolsillo trasero del pantalón. Me lo tiende, pero dudo en tomarlo
— ¿y? ¿Ya no lo quieres?
— Déjalo en el piso y retrocede —pido. Resopla de manera exagerada pero lo hace.— las manos atrás de tu cabeza.
—¿enserio?
— Si. —gira los ojos pero lo hace— Bien.
Corro hacia mi teléfono y retrocedo inmediatamente.
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¿Qué nos ocurrió?
Teen FictionSebastián Wesley creció, ya no es un chico el cual penso que no tendría un hogar, el que se pasaba sus días sobrepensando lo mucho que le aterraba la soledad. Ahora no solo tiene una familia que lo quiere, sino que a muchos amigos que lo admiran, pe...