CAPITULO XI

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Hace diez años.

Adélaïde  (2/2)

Desperté y lo primero que vi fue un techo blanco, parpadee varias veces para orientarme, mire a mi alrededor y estoy en... ¿un hospital? Sí un hospital. Vi a Adam sentado en una silla a lado de la camilla mirando al suelo, cuando sintió mi mirada volteo y dijo:

— Jane, perdoname de verdad no debí hacer que entraras al la casa del terror si no querías...— hablaba tan rápido que tuvo que parar para respirar hondo—. De verdad lo siento.

— Adam, está bien, no pasa nada, yo accedí a entrar en la casa tú no me obligaste a nada— dude un momento pero de todos modos puse mi mano en su mejilla y lo acaricie con mi pulgar—. Tranquilo. Ahora dime qué pasó y que hago aquí.

—Pues al salir de la casa del terror te vi muy mal, con las respiración agitada y todo, me acerque para asegurarme de que estabas bien y pues te desmayaste, te traje a toda velocidad y lo demás es historia— dijo un poco apenado por el echo de que terminara aquí por él.

—Pero un desmayo por susto no dura tanto—dije confundida.

—Igual y despertaste y te volviste a quedar dormida— dijo él como probabilidad.

En ese momento entro mi madre con su uniforme de enfermera, ya que le toca el turno de la tarde.

— Adélaïde vengo a informarte que te vas a quedar aquí hasta mañana— dijo mi madre seria pero siempre con un poco de preocupación.

—Mamá estoy bien, solo fue un desmayo por...— me interrumpió.

— Una persona no se desmaya porque sí. Te vas a quedar aquí y punto— sentenció.

—No me desmaye porque sí, me desmaye por un susto—aclare.

—Pues con más razón te quedas y no está a discusión— sentenció.

Yo bufé porque lo que está haciendo es una exageración, me desmaye por el susto es todo, no es como que me vaya a morir.

—Gracias por traerla Adam— dijo mamá con una sonrisa.

—No hay de que Katy.

Mamá me echó un ojeada y se fue, Adam de acerco a mi y me dio un beso en la frente.

—Me tengo que ir, pero cualquier cosa me avisas ¿de acuerdo? — asentí como respuesta—. Bien, te quiero, adiós.

Y salió del cuarto.

—¡Cómo que te dijo te quiero de nuevo!— exclamó Mich.

—Sí, bueno a ver no es la gran cosa— me interrumpió con el ceño fruncido.

— A ver, reacciona idiota, a una persona no le dices te quiero porque sí.

—Yo le acaricie la mejilla tampoco es mucho.

—Yo creo que terminas con novio.

Le puse cara de asco y ella se rio de mi seguimos hablando hasta que una enfermera la corrió educadamente, y me empezaron a hacer estudios y exámenes de sangre.

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