14 de febrero
—¡Me prometiste que haríamos lo que yo quisiera!— reclamo.
—Linda, de verdad lo siento pero me salió una reunión con Héctor a última hora— explica Adam detrás de la línea.
Me pellizco el puente de la nariz suspirando reuniendo el autocontrol necesario para hablar y no soltar maldiciones.
—Jane por favor...
—Adam— lo interrumpo en un tono de falsa calma.
—¿Sí?
—¿Por qué no te subes a una tortuga y te vas despacito a chingar a tu madre?— cuelgo tirando el móvil a la cama.
—¿Problemas en el paraíso?— me pregunta Michelle que se está terminando de abrochar el arete redondo dorado.
—Un imbecil me canceló la cita de hoy.
—Perro desgraciado. Si quieres te invito a mi cita.
—Una cita es de dos.
—Pero no creo que a Felipe le moleste— se sienta a mi lado para ponerse los tacones negros en punta de terciopelo.
—Mich, está bien, de todas formas ya había hecho una reservación en un restaurante y no voy a dejar que se pierda.
—¿Te vas a ir sola?— me pregunta.
—Sí, el 14 de febrero es para celebrar el amor y la amistad, por lo que hoy voy a celebrar lo mucho que me amo porque antes de amar a Adam me amé a mi misma.
—Esta bien, pero yo no voy a tardar así que quédate a dormir aquí.
Mich me invitó a su casa porque quería que la ayudara a arreglarse y a calmarla porque no dejaba de temblar por los nervios, así que accedí y aquí estamos.
—No tengo ropa, además me tengo que ir cambiar para ir al restaurante.
—Yo te presto lo que necesites, pero por favor quédate— me dice batallando para subir el cierre de su vestido negro corto.
—¿Te ayudo?— asiente y le subo el cierre, justo a tiempo porque ya Felipe está a fuera esperándola.
—Te adoro— me da un beso en la frente—. Aquí nos vemos y toma lo que quieras de mi clóset y de mi maquillaje, también agarra la llave de respuesto para que puedas entrar si llegas antes que yo— toma su bolso y sale disparada a la calle para reunirse con Felipe.
Me quedo sola y aprovecho que no están los papás de Mich ya que se fueron de viaje a celebrar el día de San Valentín y su aniversario, así que decido darme una ducha.
Entro al baño y abro la regadera metiendome en ella, decido consentirme porque el día de hoy me lo merezco más que nunca. Me depilo y tomo el exfoliante pasándolo por mi cuerpo y disfrutando este tiempo conmigo misma— todo lo hago con los productos de Mich pero tenemos la suficiente confianza para usar nuestras cosas—.
Enjuago mi cuerpo y termino de ducharme. Cuando salgo me paro frente al espejo quitando lo empañado con la palma de la mano y tomo una de las mascarillas que compramos Mich y yo para cuando nos toca hacer noche de chicas. En lo que la mascarilla actúa me pinto las uñas de las manos y de los pies de color vinotinto. Me retiro la mascarilla y después de que mis uñas se secan me dedico a peinarme haciendome ondas en el pelo con la plancha. Hago cada detalle cuidadosamente y con la emoción de un niño que recibe como regalo un juguete.
Me maquillo muy natural pero en mis labios coloco un labial rojo como las rosas que crecen en el más bello jardín.
Maquillada y peinada me enredo en un albornoz buscando en el clóset de Mich algo para ponerme aunque en su mayoría son vestidos.
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No te atrevas a volver
Ficção AdolescenteQue rara es la manera en la que las personas llegan a tu vida, como es que deciden quedarse y como es que deciden irse. Adélaïde Brown, una chica neoyorquina que vive ha vivido en España la mayor parte de su vida y que está cursando su último año de...