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Los personajes de la época de los merodeadores pertenecen a J.K. Rowling solo unos pocos son de mi imaginación.

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El día había comenzado con una fuerte tormenta, Una vez más Harry y Neville no estaban. James estaba empezando a acostumbrarse a que su niño se perdiera, pero eso no hacía que le gustará eso, suspiro pasandose las manos por la cara con frustración tirando sus gafas al suelo. Frank se comía las uñas mientras murmuraban mil y un escenarios donde su bebé moriria o donde se lo quitaban por ser mal padre, Rabastan se apiadó de él y le preparo un Té o lo intento pues Severus lo corrió de la cocina tan rápido intento encender la estufa Muggle, los Sangre pura no tenían la menor idea de cómo usarla y la última vez habían provocado una fuga de gas. Lucius no se encontraba en ese momento y Remus tampoco pues estaba con el rubio, El Mayor había estado estresado con el asunto de su divorcio y El Hombre Lobo lo había estado ayudando tanto como pudiera. James miro hacia el área de la sala donde su hijo siempre juega y en la cual habían varios juguetes tirados, Harry era muy ordenado aunque tal vez demaciado para vivir con cinco adultos irresponsables y desordenados.

–¿Que hora es? ¿Porque aún no regresan?– Pregunto Frank tratando de recuperar sus manos que Rabastan había sujetado para que dejara de comerse a uñas.

–Una Mejor pregunta es ¿Para donde se van?– Lo corrigió Severus Sentandose a un lado de Sirius.

El mayor de ambos estaba observando a su Hermano quien hablaba tal vez demaciado fuerte en el teléfono, Severus a su lado suspiro derrotado sabiendo que no importaba cuántas veces les enseñará a usar un teléfono, nadie entenderia correctamente.

–Era Lupin, Dice que Draco también se fue– contó Regulus después de terminar la llamada.

James se dejó caer hacia atrás en el sofa y soltó un fuerte pero largo suspiro mientras miraba el techo, Necesitaba ponerle una correa a su Hijo o un día se volvería loco por no encontrarlo en la casa. ¿A dónde podrían ir tres niños de cinco años? Aparte de las tiendas de dulces o a los juegos infantiles no se le ocurría otro lugar, pero a su bebé no le gustaban los juegos infantil y Neville no era muy fan de los dulces, Draco no entendia esos juegos Muggles por lo que no tenía ningún lugar al cual los niños podían haber ido. Su discusión mental se vio interrumpida cuando una pequeña lechuza blanca voló sobre sus cabezas y los tres niños bajaban las escaleras corriendo, Neville salto a los brazos de su padre mientras Harry se paró entre las piernas de James y Draco se sentó en las piernas de su Padrino, Severus.

–Mirah– Harry extendió la mano y le mostró a James diez Galeones y el mayor suspiro.

–¿De dónde demonios sacan tanto dinero?– Pregunto James viendo como Neville y Dracl también le daba dinero a Severus y Frank.

–Un mago nunca revela sus secretos– Susurro Harry pero todos lo escucharon.

James nego con diversión y le dedicó una sonrisa a su bebé, Los siguientes días fueron más de lo mismo con los niños desapaciendo por tres horas seguidas y luego volviendo con monedas doradas para sus padres y Padrino.

–Papi mira...– Dijo Harry señalando a una personita a su lado.

–¿Que es el Amor?– Pregunto James agachándose a la altura de su hijo.

–El es Ronnie, Mi amigo– contesto Harry saltando alrededor del niño pelirrojo que parecia avergonzado.

–Es nuestro nuevo amigo– Se unió Neville parandose a un lado del niño.

–Me gusta su cabello, Puedo casarme con el– Pregunto Draco desde los razón de su padre.

Lucius frunció el ceño, su hijo no iba a casarse hasta tener treinta y eso si el ya había muerto, Draco era su bebé y no iba a entregarlo en un matrimonio tan fácilmente. Si propio matrimonio fue un asco siendo lo unico bueno el nacimiento de su hijo, por lo que no iba a dejar que su Bebé sufriera como el lo hizo en un matrimonio que al final no durará.

Aprendiendo a ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora