Capítulo 19. ¿Y qué quieres tú?

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Cuando Ace y Law llegaron a la playa no fue una sorpresa para ninguno de los dos ver que todos estaban ahí y les observaban con detenimiento. Trafalgar hizo su mayor esfuerzo para no asesinar a Penguin cuando vio como éste era incapaz de aguantar las lágrimas de la emoción por verle llegar junto al pecoso. Todos miraban en silencio esperando algún tipo de explicación y cuando el cirujano comenzó a desesperarse la voz de Portgas le sacó de sus pensamientos.

-Sé que todos queréis lo mejor para nosotros pero -se rascó la nuca buscando cómo seguir. -¡Ninguno de nosotros necesita niñera así que relajaros un poco! -Soltó estallando en carcajadas. 

-¿Entonces ahora sois amigos? -Preguntó Nami alzando una ceja y dirigiendo la mirada directamente a Law.

-Nami-ya... Eres demasiado entrometida. -Dijo antes de acercarse a susurrar la siguiente parte. -Ambos sabemos que Ace es algo diferente a un amigo para mí aunque algo me dice que tú siempre lo supiste.

La navegante sonrió sincera.

-Es raro verte tan feliz Torao. -Agregó Luffy.

-Mugiwara-ya te he dicho mil veces que no me llames así. 

Las risas no tardaron en llegar por parte de todos los que contemplaban la escena divertidos. La tripulación de Law no recordaba haber visto a su capitán tan humano jamás. Es cierto que aún llevaba una pesada carga sobre sus hombros. Trafalgar no podría estar en paz hasta que terminase sus asuntos pendientes en Dressrosa, sin embargo, desde que Ace había aparecido en su vida, el cirujano de la muerte jamás había estado tan vivo.

Cuando Sanji terminó de preparar todo, se sentaron para disfrutar de la deliciosa comida del cocinero. ¿Cómo podía saber tan rico todo lo que cocinaba? Mientras todos repetían una y otra vez, Law observó cómo cierto peliverde parecía más perdido que nunca metafóricamente hablando. Dirigió la mirada hacia el mismo lugar al que parecía mirar Zoro sin parar y no se sorprendió al descubrir que miraba a Sanji. Tal vez por fin tenía intención de dar un paso con el mugiwara pero eso no era asunto suyo. 

Las siguientes horas estuvieron repletas de absurdos juegos orquestados por Luffy y aclamados por algunos nakamas de ambas tripulaciones. Law aprovechó en cuanto tuvo la oportunidad para usar su habilidad y escaquearse un rato de tanto alboroto. Fue entonces cuando la figura de Ace apareció a lo lejos y se sentó en una roca mirando al mar. El pecoso no se había percatado de su presencia y a pesar de que siempre mostraba una sonrisa ahora que estaba sólo algo parecía no ir del todo bien.

-Ace-ya... -El tatuado se acercó y se sentó junto a él. -¿Va todo bien?

-Oí Law ¿Cuándo eras pequeño tenías sueños?

El aludido abrió los ojos algo sorprendido por esa pregunta pero no tardo en responder. -Claro que sí, quería ser un gran médico para poder salvar a todo el mundo.

Esta vez fue Ace el sorprendido. Jamás imaginó que alguien tan frío como el capitán de los Heart pudiera haber tenido ese tipo de sueños en algún momento de su vida. 

-Como puedes ver era demasiado soñador. No podemos salvarlos a todos. -Sentenció en voz baja.

La mano del pecoso se posó sobre el muslo del mayor y apretó ligeramente. Entonces Law acercó su propia mano sobre la de su acompañante y comenzó a acariciarla. 

-Siento mucho lo que le pasó a Corazón. Y siento todo lo que tuviste que pasar. Nadie debería pasar por eso y mucho menos un niño.

-Tú también eras un niño cuando pasó lo de Sabo-ya y también lo siento. 

El cirujano sentía el pulso acelerado. No era fácil hablar de Corazón sobre todo porque nunca hablaba con nadie sobre él. Sin embargo, no podía negar que desde que se había sincerado con Ace sentía que la carga que llevaba portando tanto tiempo por fin le daba un respiro. 

-Sabo Luffy y yo hicimos la promesa de convertirnos en piratas porque era nuestro sueño. Eso es lo que siempre he querido... Ser un pirata. Ser libre. -El segundo al mando de Barbablanca había cerrado los ojos mientras contemplaba el mar disfrutando de su sonido al chocar contra las rocas.

-¿Qué sucede Ace? 

El agarre del cirujano se hizo más firme. Sujetó las manos del contrario y las llevó hacia su pecho mientras sus ojos grises se clavaban en los contrarios.

-La tripulación de Barbablanca ha decidido tomar un descanso después de todo lo sucedido en Marineford. 

-¿Quieres decir que tú...? ¿Acaso ese viejo te obliga a...?

-¿Qué? ¡NO! Demonios, claro que no. -Ace comenzó a reirse. -De hecho él quiere que continúe con vosotros. 

-¿Y qué quieres tú?

-Él es lo más parecido a un padre que jamás tendré, Law. -La voz de Ace comenzó a quebrarse.

-Lo sé. Y está haciendo un buen trabajo.

-¿Qué quieres decir?

-Cuando quieres a alguien quieres ver que esa persona es libre y feliz. Barbablanca sabe que jamás serás feliz si te arrebatan tu libertad Ace-ya. Él solo trata de decirte que no eres un mal hijo por querer ser libre.

Ace abrazó con fuerza el cuerpo de Law y se mantuvo en silencio por unos segundos. Después alzó su vista de nuevo para enfrentar al mayor.

-Si decido retirarme junto a mi tripulación yo... Deberé esconderme por una larga temporada. -Dijo apenado.

-Eso significa que no podré volverte a ver en mucho tiempo... ¿Eso es lo que quieres? Porque te juro que respetaré la decisión que tomes pero dijiste que estarías ahí cuando volviese de Dressrosa y realmente me gustaría que así fuera. -Confesó Law.

-No quiero abandonar a mi padre... -Susurró Ace en el pecho del tatuado

-Lo sé. -Dijo mientras depositaba un beso en su cabeza y acariciaba su espalda.

-Pero no quiero renunciar a mi sueño... A la promesa que hice con Sabo.

-Lo sé. -Repitió besando esta vez la comisura de su labio.

-¿Luffy te ha enviado para que me convenzas de quedarme?

-¿Mugiwara-ya lo sabía? Me sorprende que haya sido capaz de mantener la boca cerrada tantos días. -Soltó sonriendo.

La risa de Ace pronto resonó por todo el lugar. Law era un hombre frío y calculador pero ni siquiera él era capaz de resistirse a aquel sonido. Miró unos segundos al menor para después lanzarse a devorar sus labios. Sentía que jamás podría cansarse de besar al pecoso. Todo en él le fascinaba. Cada palabra, cada gesto, todo lo que hacía era cautivador. Portgas por su parte correspondió gustoso aquel contacto y como siempre le sucedía cuando se encontraba con Trafalgar, por unos instantes olvidó todo lo que le preocupaba y simplemente se dejó sentir.





AVISOS: Posiblemente a partir de ahora algunos capítulos sean algo más cortos jejejejje


So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora