Capítulo 3. Te perseguiré

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Holiwi, aquí tenemos un nuevo capítulo!

Espero que os guste y que no sea muy complicado de entender el paso del tiempo a lo largo del relato (:

Este capi es desde la perspectiva de Ace

En fin, a disfrutaaaaaar

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Ace se encontraba comiendo su décimo plato de carne de Rey marino. Era conocido por todos, el hambre voraz del pecoso pero, parecía como si desde que volvió a encontrarse con su tripulación tras la guerra, no hiciese otra cosa más que comer y dormir. Ni siquiera gastaba bromas a sus nakamas como tanto hacía antes. Todos le observaban con una gota de sudor en la frente, pero parecía haber un pacto de silencio. Cuando por fin terminó de chupar los restos del plato, se levantó y dedicó una de sus sonrisas al resto.

-Iré a echarme la siesta.

- ¿Otra vez? –Preguntó Thatch sin poder evitarlo. Un codazo de Marco le hizo corregirse. –Sí, deberías. Se te nota algo cansado. –Agregó con una sonrisa fingida.

El moreno sólo le miró curioso sin dejar de sonreír y abrió la puerta de la cocina para desaparecer tras ella.

- ¿Qué cojones ha sido eso, Marco? –Cuestionó enfadado el castaño.

-Está claro que a Ace le ronda algo por la cabeza desde que volvió.

- ¿Y si es por la guerra? A ver, tiene sentido. Es normal que una experiencia como la que hemos vivido en Marineford le haya dejado tocado. Tal vez necesita tiempo. Apenas han pasado dos meses –Inquirió Vista.

-Está bien. Se acabó el tema. No molestaremos al mocoso por el momento. –Sentenció el capitán de aquella tripulación obteniendo un "sí capitán" automático como respuesta.

Todos salieron del lugar y cuando Marco era el único que quedaba además de Barbablanca, el último posó su mano sobre el hombro del rubio.

-Tienes razón hijo mío. Algo pasa con él. Tal vez hable contigo si lo intentas. –Sugirió

El médico de la tripulación asintió ante la petición de su padre y salió también.

Se encaminó rápidamente al lugar favorito de su nakama. En la parte trasera del barco, había un pequeño jardín con un limonero junto a un banco de piedra. Ace decía que la hierba era el mejor sitio para dormir y siempre que podía se escapaba a aquel rincón de la nave. Al llegar, se encontró al pecoso tumbado sobre el césped. Tenía las piernas flexionadas, una sobre la otra y los brazos detrás de la nuca. Tenía los ojos cerrados, pero sabía que no estaba dormido.

-Estaba seguro de que mi intuición no fallaría y te encontraría aquí. Es dónde vienes siempre que necesitas huir de algo.

Puño de fuego abrió uno de sus ojos. - ¿Ah? ¿Quién está huyendo?

- ¿Quieres hablar de algo?

La pregunta de su nakama le cayó como un balde de agua fría y se tensó de inmediato. Abrió los dos ojos y se sentó mirando a Marco fijamente. No esperaba ser descubierto con tanta facilidad. –No hay nada de lo que hablar. –Ace tenía talento para muchas cosas, pero mentir, no era una de ellas.

-Entiendo. –Dijo Marco sonriendo. –¿Sabes? Es normal que la guerra te haya...

-No tiene nada que ver con la guerra.

-Bingo. -Pensó el mayor. –Pero hay algo, entonces. –Señaló con obviedad.

El moreno se golpeó la frente con fuerza. ¿Cómo podía ser tan estúpido? –Tsk... No es nada... Es sólo que, después de la guerra mientras me escondía en una de las islas de camino al Moby Dick, hice algo de lo que me arrepiento. –Su rosto se enrojeció al decir las últimas palabras en voz baja y aunque no fue consciente de ello, su nakama sí.

So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora