Capítulo 5. Tan injusto

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Aún era por la mañana y aunque, prefería estar en su submarino el mayor tiempo posible, había decidido acompañar a sus aliados a bordo del Sunny. Tras dar la orden de seguir su rumbo y la de no contactarle a no ser que fuese necesario, cambió de lugar con facilidad usando su room. 

La razón para haber aceptado algo así, era sencilla. 

Nami le estaba enseñando cartografía y... Demonios. Realmente le estaba resultando fascinante. Así que, cuando la navegante le dijo que en apenas un día estarían en la próxima isla, no dudó en acompañarla en el barco. No tenía intención de dormir en toda la noche ¿Quién sabe? Quizá pudiese empezar a elaborar sus propios mapas. Tendría tiempo de descansar una vez llegasen a esa isla.

Suspiró pesadamente. Aquella tranquilidad que se sentía en el ambiente le estaba asfixiando. Sabía que debía aprovechar esos momentos porque pronto los extrañaría, pero por mucho que lo intentaba, sólo era capaz de ver un punto positivo al próximo destino y a las siguientes semanas y era el hecho de tener algo de intimidad para ponerse en contacto con Puño de fuego sin peligro de ser molestado por nadie. 

Sabía que debía dejar de pensar en ese idiota inmaduro, pero no era capaz. Terminó de beber el té que tan deliciosamente le había preparado Sanji y se dirigió a la cubierta. Vio que el sol azotaba con fuerza y se plasmaba en cada rincón del Sunny.

Odiaba el sol. Su submarino no le daba esos problemas. Encontró con la mirada una zona donde el sol chocaba con parte de la estructura del barco, proporcionando una sombra. Se dirigió allí con rapidez y cerró sus ojos concentrándose en el sonido del mar por unos segundos. A pesar de que oía las lejanas voces de sus molestos aliados, no prestaba atención a sus palabras. 

Hasta que algo captó su interés.

- ¿ACE? ¿ERES TÚ? –Los ojos de Law se abrieron de golpe dirigiendo su vista a Luffy.

Trafalgar se levantó importándole poco si alguien sospechaba de su comportamiento y se acercó al menor sin poder evitarlo.

- ¿LO DICES ENSERIO? No puedo creer que ese viejo lo haya permitido. –Luffy habló mientras se rascaba la nariz.

¿Qué demonios quería decir eso? ¿Podía ser que él...? Su corazón se aceleró obligándole a coger aire con lentitud por la nariz, para después expulsarlo de la misma manera. Sin embargo, teniendo en cuenta su semblante habitual tan impasible, nadie de los allí presentes notó cómo el cuerpo del ojeroso se tensó con sutileza. 

O eso pensaba él.

-Oí, Luffy, ¿Qué sucede? –Quiso saber Zoro que había salido de la cocina junto a Sanji y se había acercado a ver qué pasaba.

-Es Ace. –Dijo sonriendo de par en par. –Él vendrá.

Toda la tripulación se alegró al escuchar a su capitán. Law se sorprendió. Parecía que los Mugiwara tenían verdadero cariño al pecoso. Y no sólo Luffy. Realmente sentía su pulso acelerado. No podía creer su suerte. Tenía planeado encontrarse con Ace fuese como fuese, pero la vida se lo había querido poner fácil por una vez. Se alejó disimulando su entusiasmo y volvió al lugar de donde había venido para leer un libro, pero la voz de su aliada y ahora algo así como amiga, se lo impidió.

-Oí, Law, ¿Tú conoces a Ace? –Preguntó una voz directa. Debía admitir que eso era algo que también le gustaba de aquella mujer.

El tatuado asintió serio. Se había sorprendido ante tal pregunta, pero no debía olvidar que llevaba tiempo conociendo cada vez mejor a sus nuevos aliados y sabía de sobra que "la Gata Ladrona" poseía muchas habilidades interesantes como, por ejemplo, su capacidad de observación. Así que intentó no hacer ningún gesto que le delatase.

So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora