Capítulo 6. Para que fuera posible... Necesitarías tener corazón

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Los días pasaron en ciudad Coliseo y sin darse cuenta, comenzaba a acostumbrarse a que aquel cínico tatuado le buscase en cada momento para poder pasar tiempo con él. A veces le acompañaba hasta su apartamento, otras, se empeñaba en seguirle cuando caminaba aunque tratara de echarle. Solía hacerle preguntas sobre su vida, su tripulación, su pasado... ¿Qué demonios pretendía ese maldito perro?

Había hablado con Luffy varias veces sobre las sospechas que tenía hacia Trafalgar. No se fiaba de él. Pero cada vez que sacaba el tema a relucir con su hermano, éste no hacía más que elogiar al cirujano. Se sentía frustrado. Incluso él estaba empezando a ablandarse a veces con los detalles que había comenzado a observar del mayor.

Law parecía un asesino en serie recién fugado de la prisión, pero en el fondo no era un mal tipo. O al menos eso aparentaba. Era muy inteligente y de verdad daba mal rollo, no quería tenerle como enemigo, pero en cuanto prestabas atención, podía verse desde lejos lo mucho que se preocupaba por su tripulación, por sus aliados, por su hermano, por él... El recuerdo de lo sucedido un par de días atrás, llegó sin permiso.

*Flashback*

-Te he dicho que si continuas sin ponerte una camiseta, ni siquiera por las noches, te pondrás enfermo, Portgas-ya. -Acusó el mayor con su tono serio.

Ace se encontraba tiritando en el banco situado fuera de su apartamento. Estornudó un par de veces y de pronto, un pañuelo apareció ante sus ojos.

-Úsalo y entra dentro de casa a acostarte. -dijo Law posando sus ojos grises sobre el contrario.

El estómago del pecoso se quejó sin disimulo y esto provocó que el ojeroso dejase escapar una pequeña sonrisa.

- ¿Es que no has comido? Entraré contigo y te prepararé algo de comer. -Al ver la cara de sorpresa y duda del menor, se apresuró a seguir. -Después me iré. -Volvió a mirar al contrario y posó su mano sobre la frente del menor.

Ace dio un respingo ante el toque ajeno. -Estoy bien. No estoy enfermo. Se necesita mucho más que eso para hacerme enfermar. Sólo ha sido un aviso de mi cuerpo. -Replicó sonriendo.

-Deberías escuchar más a tu cuerpo entonces... -Dijo Trafalgar mientras sujetaba su tabique con los dedos desesperándose por el poco cuidado del chico de fuego.

*Fin del flashback*

Suspiró sintiendo como sus mejillas se sonrojaron y cómo los pelos de la nuca se pusieron de punta al pensar en el tatuado. Maldición. Incluso sabía cocinar. Y tal como dijo, cuando se aseguró de que estaba sano y salvo y de que tenía algo para comer, se marchó sin insistir más.

De nuevo, otro suspiro cansado. Aquel pirata era realmente peculiar, ¿Por qué demonios no se buscaba otro entretenimiento? No es que no se sintiese a su altura ni mucho menos. Pero Law era tan atractivo que no tendría problemas para encontrar otra persona con quien jugar. Además él se había esforzado en dejar en claro su desprecio. Entonces, ¿Por qué mierdas el otro no se cansaba y lo dejaba estar?

Sabía que podía decirle simplemente que le dejara en paz y que el ojeroso, aunque tal vez no se rendiría a la primera, habría acabado respetando su decisión (o al menos eso quería pensar). Sin embargo, por alguna razón que aún no terminaba de aceptar, no quería acabar ese estúpido juego que el perro tenía con él.

¿Acaso era masoquista? Por lo visto, debía hacérselo mirar.

Una voz le sacó de lleno de sus pensamientos. -Chico malo... Sigues intentando evitarme.

-Oí, Trafalgar, ¿Cómo sabías que estaría aquí? -Preguntó ignorando al mayor

-Tan frío... -Susurró con voz seductora.

So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora