Capítulo 12. Por favor, no me odies

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Aviso del capítulo: 🔞

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Maldición. Sabía que ese ruido que había escuchado horas atrás, no era una buena señal. ¿Por qué era tan estúpido? Debería haber avisado a la dueña del apartamento en cuanto el grifo de la cocina empezó a sonar extraño, pero no. Como siempre, lo había olvidado.

¡Y lo peor de todo es que lo había usado al menos cinco veces más durante esa tarde!

Después se quedó dormido y al despertar para la cena de nuevo hizo uso de él. Pero esa vez, supo que la había cagado cuando un chorro de agua salió disparado a su cara para después convertirse en una gran cascada que comenzó a inundar todo el apartamento.

-Mierda, mierda ¿Qué puedo hacer? -Pensó el pecoso al borde de un ataque de pánico. Pero no tardó en encontrar la solución más cercana.

Salió en dirección al apartamento de su vecino, rezando para encontrarlo en casa. Por suerte, Law respondió enseguida y se encargó de cerrar la llave del agua. Ace avisó a la dueña del lugar para que pudiera arreglarlo y después, entre los dos, limpiaron el desastre que había causado. Trafalgar al señalar con obviedad que no podía quedarse en aquella habitación, invitó al pecoso a dormir en su apartamento y aunque, éste intentó negarse, se dio cuenta de que no tenía otra opción.

Al menos, ninguna que fuese tan tentadora.

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Después de varias horas donde disfrutaron de la compañía mutua, fueron a la habitación donde Ace se sentó con las piernas cruzadas observando al tatuado. Se mantuvo en silencio un tiempo, observando cómo el contrario se movía de un lado a otro de la habitación acomodando sus cosas y ordenando todo a su paso. Sin embargo, parecía perdido en sus pensamientos ya que ni siquiera se dio cuenta de que los ojos grises que tenía delante llevaban unos segundos mirándole con interés.

-Escúpelo, Ace-ya… -Pidió finalmente el mayor al notar que su invitado llevaba tiempo dando vueltas a algo en la cabeza.

-¿Cuál sería el precio para traicionar a alguien? -Preguntó algo tenso.

El ojeroso suspiró dedicando una minúscula sonrisa a su acompañante. -¿Quieres la verdad o prefieres algo dulce?

-¿Alguna vez te he pedido que seas dulce?

Law se acercó y se sentó en la cama junto al otro.

-No lo sé, Ace-ya. No podré saberlo hasta que llegue ese día.

-Pero ese día podría llegar ¿Podrías traicionar a alguien por total inmunidad ante el mundo?

-Oí, eso es muy tentador. -Dijo el otro juguetón.

Pero volvió a ponerse serio al notar el nerviosismo del cuerpo que tenía al lado. -¿A qué le temes tanto?

Esa pregunta hizo que Ace volviera a perderse en los recuerdos de todo lo que había sufrido últimamente, la guerra, los shichibukais, sus pesadillas, Law… Estaba aterrado ante la idea de contarle la verdad al cirujano. ¿Y si después le repudiaba? Había oído demasiadas barbaridades de la boca de miles de idiotas que hablaban sobre la aberración que sería si el antiguo Rey de los piratas hubiera tenido descendencia. Muchos hablaban de asesinar a aquel niño si es que algún día descubrían de su existencia.

Bastardos.

Apretó los puños mientras su mandíbula se tensaba. Quería escapar y no tener que enfrentar ningún tipo de problema que tuviera que ver con aquel hombre al que ni siquiera había conocido pero, la posibilidad de que Law se comportase como en sus pesadillas, no le dejaba reaccionar. De pronto, notó como la tatuada mano del otro se colocaba tras su cabeza y le empujaba hacia su pecho hasta envolverle en un abrazo. Sintió cómo su pelo comenzaba a ser acariciado con cuidado.

So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora