Capítulo 20. ¿Y ahora qué?

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Al día siguiente cuando los rayos del sol comenzaron a entrar por la ventana, no importó que tuviera los ojos cerrados para sentir la suficiente molestia por el cambio de luz y despertarse. Sus ojos siempre habían sido sensibles a la luz solar pero a él le encantaba madrugar así que intentaba ver el lado bueno de todo aquello. Se revolvió sobre sí mismo buscando desperezarse y cuando se incorporó con intención de moverse finalmente, sintió como un brazo le abrazaba con fuerza. Observó sorprendido al hombre que dormía a pierna suelta a su lado y no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al ver la cara relajada del espadachín. A pesar de todo lo que había sucedido la noche anterior, una parte de él aún sentía miedo ante la posibilidad de que nada de eso fuera real.

-Marimo suéltame de una vez para que pueda ir a hacer el desayuno. -Dijo Sanji mientras golpeaba ligeramente la nariz del peliverde.

Ante el silencio que recibió como respuesta, no tardó en molestar a su nakama. Pronto una patada lanzó a Zoro fuera de la cama haciéndole despertar en el acto.

-¿Qué cojones pasa? -Gruñó enfadado. Sin embargo, la risa de Sanji no tardó en inundar la habitación y Zoro fue incapaz de seguir molesto. -Así que quieres jugar cejillas... -Dijo sonriendo.

El aludido alzó una ceja mientras devolvía la sonrisa. -Ni se te ocurra pensarlo idiota. De verdad quiero preparar el desayuno...

-Está bien, si no puedo hacerte cambiar de opinión te ayudaré. Además me pone cachondo la idea de hacerlo contigo en una cocina y sé que jamás permitirías que ensuciásemos la del Sunny.

-¿QUÉ MIERDAS ESTÁS DICIENDO MARIMO PERVERTIDO? -Gritó Sanji enrojeciendo al instante.

Zoro esquivó un golpe del contrario y después se acercó con rapidez a su rostro para hablar en su oído. -Tranquilo ero-cook no tiene porque pasar nada. Me basta con pasar tiempo contigo. 

La voz del espadachín junto a su mirada seria y penetrante y su lenguaje corporal tan rudo y apasionado estuvieron a punto de ser suficiente para que Sanji aceptara la propuesta de su nakama antes incluso de empezar a preparar el desayuno. Sin embargo se obligó a parar un segundo para poder pensar con claridad. 

-Oí, ¿Estás bien? Estás sudando y pareces tener calor. ¿Estás enfermo? -Zoro dirigió su mano con rapidez a la frente del cocinero.

El rubio por su parte sintió una oleada de calor proveniente de la mano y clavó sus azules ojos en los de su nakama.

A la mierda el segundo para pensar. 

Apenas unos segundos después el rubio se lanzo con ansias a la boca de su nakama mientras se sentaba sobre él sin ningún pudor. Zoro no necesitó más explicaciones para saber lo que Sanji quería así que le sujetó y sin dejar de besarle se levantó con el cocinero en brazos mientras ambos se dirigían a la cocina del apartamento. Una vez allí le subió sobre la encimera y con gran rapidez se deshizo de sus pantalones. Aún sobre la ropa interior el peliverde acercó su rostro al miembro del otro mientras inhalaba su aroma y después comenzó a dar pequeños besos sobre la zona.

Pronto condujo también su lengua por todo el lugar subiendo hasta el abdomen y jugando con los pezones rosados que el mismo Sanji había dejado a la vista al desabrocharse la camisa. Zoro se alejó unos centímetros para contemplar el cuerpo que tenía delante y sus ojos brillaron presos de la excitación. El hombre que tenía delante parecía poseer una belleza diferente a cualquier otra persona que hubiese conocido. Como si no fuese de este mundo. Tragó en seco y no tardó en quitarse su propia ropa quedando totalmente desnudo ante la mirada deseosa de su nakama.

-Podría mirarte toda la vida. -Dijo Sanji.

-Yo pienso lo mismo cejillas. -Respondió sonriendo mientras se acercaba a besarlo.

El cocinero respondió gustoso y no tardó en disfrutar del cuerpo que tenía delante. Lamió cada centímetro de piel que encontró y consiguió sacar más de un gemido al mayor pero fue cuando giró de pronto a su nakama y se agachó para meter la lengua de golpe en su entrada cuando el mayor dio un brinco.

-HMMM joder Sanji, no pensé que serías así.

-Veo que te ha gustado. -Dijo el rubio mirando cómo el miembro de su nakama crecía al instante.

-Hm, cállate idiota y fóllame de una vez. -Soltó el mayor con la voz ronca.

-Sólo si después me follas tú a mí. -Sentenció el cocinero mientras le volvía a besar.

Pero antes de poder continuar unos golpes en la puerta les alertaron de que alguien estaba llamando. Y por el escándalo que se escuchaba fuera, parecía algo serio.



-



Sintió el peso de algo sobre su pecho y abrió los ojos con pereza para encontrarse al cirujano dormido plácidamente. No pudo evitar sonreír como un idiota al contemplar su rostro. Había pensado mucho sobre qué hacer y a pesar de que creía tener una respuesta aún necesitaba hablar con su padre antes de decidirse del todo. Así que tras unos segundos en los que se quedó absorto contemplando a Law, se levantó con sumo cuidado de no despertar a su acompañante y sacó su den den mushi para ponerse en contacto con su tripulación.

Trafalgar Law tenía el sueño ligero así que no tardó en despertar al sentir el movimiento del menor pero decidió no moverse. Vio cómo se levantaba y salía de la habitación y poco después escuchó su den den mushi. No tenía intención de escuchar la conversación del pecoso así que decidió acercarse a la ventana mientras fumaba un cigarrillo. 

¿Ace habría tomado una decisión?

¿Volvería con Barbablanca finalmente? 

No fue hasta un buen rato después que puño de fuego volvió a la habitación para encontrarse al tatuado leyendo sobre el alfeizar de la ventana. Se acercó con sigilo aunque sabía de sobra que el otro ya le había detectado y cuando estuvo junto a él se inclinó para besar el hombro desnudo de Trafalgar. Éste levantó la vista de su libro y le dedicó una cálida sonrisa. 

-¿Qué lees? -Quiso saber puño de fuego con curiosidad.

-Un libro sobre anatomía patológica. -Respondió simple.

-Eso suena de lo más aburrido. -Se burló el menor. Sin embargo, aunque intentaba mantener su habitual buen humor, su rostro no tardó en mostrar una expresión seria. -Tenemos que hablar de algo.

-¿Qué ha pasado Ace-ya? -Law miró con preocupación al pecoso que pronto suavizó su semblante y le dedicó una cálida mirada.

-Esta mañana pensaba llamar a Barbablanca pero cuando estaba a punto de ponerme en contacto con él se me adelantó. Por desgracia no eran buenas noticias. La marina tiene pistas sobre la identidad de Joker y es cuestión de tiempo que lleguen hasta él. 

-Maldición. -Gruñó Law. -Eso significa que se nos acaba el tiempo. Debemos avisar a todos y salir de aquí lo antes posible. -Dijo sintiendo un vuelco en el estómago al saber que era el momento de enfrentar a aquel hombre por fin.

-Oí yo -La mano de puño de fuego acarició la mejilla del ojeroso que se relajó al instante ante aquel toque. -He estado pensando y... Maldita sea no puedo renunciar a mi sueño. No quiero dejar de ser libre y mantenerme oculto. Quiero seguir siendo pirata. 

Law esbozó una sincera sonrisa mostrando sus blancos dientes y besó con ternura al menor.  Cuando el beso terminó Ace sujetó las mejillas del cirujano mientras se acercaba a su rostro buscando mostrar su mejor cara. -Hay algo más que no te he dicho.

-Ace-ya... -Law soltó el aire por la nariz con impaciencia. -¿Y ahora qué?

-No pienso esperar a que vuelvas de Dressrosa porque voy a ir contigo a ese lugar.

So Cold And WarmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora