Capítulo 21

466 39 12
                                    

Joe

A George Hamilton no lo puedes desafiar, siempre nos crio a todos como soldados, lo que no contaba era con que mi hermana sería tan Bella y yo no pudiera resistirme a ese monumento de mujer.

Esta es mi manera de joderla más, hasta que sepa que yo soy su única opción, me ha rechazado y juró matarme, me mira con asco y despareció, no tiene una pizca de compasión cuando se trata de herirme.

Le he sacado tantas cosas a base de mis chantajes, ella accede y es lo que me jode, quiero que le estalle en la cara y su sucio negro quede tan decepcionado de ella como para que la tire a la basura y yo la recogeré.

Terca, prefiere acceder a todo lo que le pido antes que dejarlo, tiene un apego, eso tiene que ser, que se la folla bien.

Todavía recuerdo su cuerpo, es lo más hermoso que vi en mi vida, lo tiene perfecto.

Me golpeo en la cara cuando los veo llegar, me escondo dentro del vehículo, porque los dos escoltas veteranos que lo respalda, inspeccionan el área.

Los tenemos bajo la mira, el plan de mi padre es muy bueno, lo que no sabe es que, yo no pretendo permitir que la mujer que amo le para a otro infeliz, menos a alguien así.

¿Cómo saldría? ¿Mitad rubio y mitad negro? Sería el mocoso más feo del universo.

Él se comporta como si fuera suya, fue primero mia, la marqué tanto que nunca va a olvidarme, yo fui el primero y por más que le sostenga la mano, la haga sentir de otro universo y comparta la cama con ella, al final del día yo seré quien gane.

Juntos no van a estar toda la vida.

Ser quienes somos nos da poder que otros no ven, la tecnología, la manipulación de ellas, preparo mi golpe, la romperé de tal modo que solo le cueste arrastrarse por mi y después, se arrepentirá por todas las humillaciones que me ha hecho.

—Mason —reacciono ante la llegada de a quien buscaba.

Le abro la puerta opuesta para que se siente, es un estupido gordo que nunca pasa de la adolescencia, Yvonne es su amor, el amor de todos.

—Joe, cuánto tiempo —exclama.

Le doy la razón, recordando el momento en el que nos vimos por última vez.

—Dime una cosa, Mason, ¿algún día quieres casarte con Yvonne?

Contengo las ganas de reírme, es un estupido, solo juego con él, ella nunca se fijaría en un deforme así y yo jamas se lo permitiré.

—Claro que sabes la respuesta, por eso te conté.

Asiento una vez, apremiándolo con un golpe en el hombro.

—Recuerda vigilarla y decirme cualquier cosa sobre ella, porque Yvonne no es

—Una mujer para él —termina por mi —, aunque ella le alardee al mundo con orgullo de que está casada con él.

Lo centro, molestándome yo también.

—Es temporal —, coloco las manos sobre sus hombros —, quiero sus rutinas, todo, yo voy a hacer que se divorcien.

Eso es obvio, uso a Mason solo para tenerla vigilada sin que se entere, que asista a los mismos lugares donde comen aunque ella no lo tome y si es preferible, que incentive el bullying en su contra.

—Está bien, Joe, pero quiero resultados, no he visto nada desde que te conté que eran novios y la conversación que escuché de ellos.

Aquel día donde tomé a Yvonne siendo su primer hombre, Mason me había llamado para contármelo todo, el cruce de saliva que tenía mi hermanita a escondidas con aquel, sus baños o juegos estupidos donde se dejaba manosear.

PRINCIPIOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora