—Harry —susurraron cerca de su rostro, sintiendo entre sueños como alguien agitaba sus brazos—. Despierta...
El cansancio era demasiado grande como para poder despegar sus parpados, limitándose a acurrucar mejor aquello que tenía entre sus brazos. Era demasiando reconfortante como para liberar lo-que-fuese que apretujaba contra su pecho, sintiéndolo cálido y correcto.
—Suéltame, Harry —pidió la misma voz.
¿Soltar?
El mencionado abrió sus ojos lentamente, despertando de su siesta y haciéndose dueño del control de su cuerpo.
Entonces se dio cuenta de cómo tenía a Louis envuelto entre sus brazos, habiéndole dejado totalmente inmóvil contra su cuerpo. Sus mejillas se ruborizaron por el bochorno de haber actuado de aquella manera entre sueños y abrió sus extremidades superiores, liberándole.
—Lo siento, lo siento —dijo inmediatamente.
Harry sabía que obtendría algún tipo de respuesta verbal, sin embargo, no creía estar listo para saber que cruzaba por la mente de Louis. Se limitó a observar su desnuda espalda hasta que se dio la vuelta con pereza, pudiendo admirar de nuevo el brillo que siempre se resguardaba en los índigos de su querido vecino.
—¿Por qué te disculpas? —cuestionó Louis.
—No tendría que haberte abrazado.
Louis no pareció opinar lo mismo, acercándose de nuevo a Harry. Totalmente en silencio, sin dejar de mirarse a los ojos, sostuvo la mano del rizado y la puso encima de su cintura, incitándole a rodearle de nuevo.
—Quiero que lo hagas. Pero no me asfixies —bromeó.
Al ver la sinceridad con la que le brindó esas palabras, terminó de apoyar su mano en la espalda baja del chico que le gustaba, atrayéndole hacia él. Tenía miedo de mencionar palabra alguna, por si Louis se llegaba a arrepentir del cariño que estaban compartiendo.
Como si fuésemos más que amigos.
El silencio se apoderó de ellos, pudiendo percibir como la lluvia se fue desvaneciendo con el paso de las horas. Tan solo caían pequeñas gotas que creaban un pequeño recorrido a través de la ventana, originando una relajante melodía.
—Creo que podría acostumbrarme a esto —mencionó Louis, alzando su cabeza para poder verle la cara.
—¿A qué exactamente?
—A los cariñitos.
Harry sonrió en amplitud.
—No deberías haber dicho eso...
Louis parpadeó despacio, sin comprender que es lo que había dicho como para provocar esa mezquina mueca en el rostro de su amigo.
—... ¿Qué? ¿El qué?
—Es que, verás... —murmuró Harry sobre los labios contarios, descendiendo sus manos hasta posarlas sobre las desnudas caderas de Louis—. Soy un chico al que le gusta mucho hacer una cosa. ¿Sabes a lo que me refiero, Lou?
—¿No? —respondió, dudoso.
—¿Seguro? —Dijo divertido, dejando un tierno beso en los labios de su vecino y haciéndole sonreír por tal acto—. Me gusta hacer... ¡esto!
Sin darle ningún tipo de tregua a Louis con la que poder escapar del ataque, Harry hincó sus dedos en la piel desnuda de su cintura, haciéndole cosquillas sin piedad alguna.
—¡No! —Se quejó Louis, retorciéndose de la risa.
—¡Sí! —exclamó Harry.
Louis intentó hacerse un ovillo y escapar de la tortura medieval que estaba utilizando con él, sin embargo, sus carcajadas eran tan fuertes que su cuerpo se quedó sin fuerzas, como si fuese un muñeco de trapo.
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LAS VOCES QUE ME MIENTEN
FanfictionLouis Tomlinson decidió que la relación amorosa creada en su adolescencia no podía prosperar de ninguna manera. Por lo que, cansado de fingir que estaba enamorado y que todo marchaba a la perfección, rompió con Matteo, sorprendiéndose al ver como es...