CAPÍTULO XXVI. Tulipanes.

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Harry miró al cielo cuando salió de los vestuarios del polideportivo, dándose cuenta de lo oscuro que estaba el cielo a pesar de ser las 20:10 p.m. Tenía una especia de amor-odio con el temporal del invierno, gustándole el frio que les brindaba y detestando que anocheciese con tanta rapidez.

Se despidió de sus compañeros antes de salir a la calle, y miró su teléfono. Durante sus dos horas de entrenamiento, anheló ojear su móvil, sabiendo que a Louis le gustaba mandarle fotografías de Garfield en posiciones adorables.

Sin embargo, la sorpresa de hallar veinte llamadas perdidas de Zayn, hizo que se alarmase con exageración. Había sido un dia agotador, habiendo tenido que ir a entrenar para su torneo a pesar de que el viaje le hubiese dejado agotado.

Ni siquiera pudo ver a Louis esa tarde porque le indicó lo mucho que tenía que estudiar.

—¿Zayn? —cuestionó cuando escuchó un sollozo al otro lado de la línea—... Oye, ¿estás bien?

—Tienes que venir, Harry.

El mencionado frunció su ceño, encaminándose entre pasos dubitativos a su moto.

—¿Dónde tengo que ir?

—No sé qué ha pasado, no me quieren decir nada aún. Pero tengo miedo y no sé qué pensar porque le han... —Estaba comenzando a asustarse, y las divagaciones de Zayn solo aumentaba sus nervios.

—Zayn, no te estoy entendiendo.

—Louis está siendo operado de urgencias, Harry —escupió finalmente.

Ante esas temblorosas palabras, el corazón de Harry se detuvo en menos de un segundo. El suelo tembló bajo sus pies, como si se estuviese abriendo una gran grieta para hundirle en la mayor sensación de pánico que alguna vez pudo invadirle el pecho.

Respiró profundamente, intentando no desvanecerse ante los escalofríos que experimentó en todo su cuerpo.

—Zee, necesito que seas más conciso.

—No soy familiar, no me quieren decir nada —repitió, realmente parecía agobiado.

—¿Y los padres de Louis? —Estaba intentando mantener la calma de alguna manera mientras se subía a la moto—. ¿Liam está por ahí?

—Si... ellos están aquí, pero tampoco saben demasiado.

—Ya voy, Zayn.

Colgó el teléfono y se puso el casco de la moto, acelerando con rapidez para no perder ni un miserable segundo. El corazón le palpitaba con fuerza, sintiendo como sus ojos se aguaban por los fugaces pensamientos que se estaban cruzando por su mente.

¿Qué le habría podido suceder como para ser operado de urgencias? Realmente deseaba oír que fue alguna apendicitis, o que Louis fue un torpe que se hizo algún corte en el dedo. Zayn también tendía a ser algo exagerado, esperaba recibir alguna noticia que no le destrozase.

Seguro que es una bobada. Louis me recibirá con una sonrisita de la suyas y podremos dormir juntos. Escucharé como me cuenta de forma dramática lo sucedido y le diré lo mucho que le amo mientras finge estar muuuy adolorido.

Le daba totalmente igual crear un escándalo en la calle por culpa de su sonoro motor, necesitaba acelerar y llegar cuanto antes. Intentó evitar todos los semáforos posibles, metiéndose por callejones. La cabeza le daba vueltas, sin ser capaz de dejar de pensar en Louis. Si le pasaba algo...

Harry no quería ni pensarlo.

Después de diez angustiosos minutos, llegó al hospital. Aparcó la moto sin demasiado cuidado y corrió a recepción.

LAS VOCES QUE ME MIENTENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora