Unos pequeños besos recorriendo una de sus mejillas, fue suficiente para que Louis despertase con su corazón acelerado. Escondió su rostro en la almohada, buscando una forma poco efectiva de ocultar la gran sonrisa que se dibujó en sus labios.
—Feliz cumpleaños —susurró Harry.
Deslizó su mano por el tibio cuerpo del menor hasta llegar a su rostro, girándoselo con delicadeza para no dañarle. Cruzaron miradas con algo de dificultad, pues el sueño aún estaba presente en sus cuerpos. Aunque eso no era ninguna excusa para compartir un beso.
Harry se incorporó de mejor manera, enjaulando a Louis con su cuerpo cuando se posicionó encima de él. Estaba siendo un beso perezoso, algo que no buscaba ir más allá, tan solo queriendo sentirse.
Estoy tan enamorado...
—Buenos días —saludó Louis, disfrutando del beso que Harry dejó en su frente.
—Buenos días —correspondió, dejando su cuerpo sobre el más pequeño. Cerró los ojos de nuevo cuando fue abrazado, y se dejó mimar—. ¿Cómo se siente tener veinte años?
—Oficialmente, soy un adulto. —Su voz sonó devastada, como si fuese la mayor tragedia del mundo.
—Un joven adulto. —Le corrigió, sintiendo un escalofrió en cuanto los dedos de Louis se hundieron en sus largos rizos—. Con lo dramático que eres, mañana te estarás buscando alguna cana en la cabeza.
—¿Me pueden salir ya? —abandonó el cabello de Harry para acariciar el propio, como si fuese a encontrar algo.
—Por supuesto, un montón —bromeó.
En otra circunstancia, Louis se hubiese alzado de la cama para verse en el espejo, necesitando averiguar si había algún pelo blanco en su cabeza. Sin embargo, estaba tan adormilado, que chasqueó la lengua y le estiró del pelo a Harry.
—... Idiota.
El rizado soltó una pequeña carcajada, escondiendo su rostro en el cuello de Louis. Se quedaron así unos cortos minutos, escuchando como unos pasos se acercaban cada vez más hasta detenerse al otro lado de la puerta.
Alguien llamó.
—Chicos, he hecho tortitas —anunció Carlotta.
Los dos jóvenes conectaron miradas de inmediato, estando realmente emocionados por no desayunar lo mismo de siempre. Salieron de la cama a la vez, como si se hubiesen leído la mente para ver quien llegaba antes a la cocina.
Allí, se encontraron con el resto de la familia Tomlinson, los cuales clavaron un par de velas sobre las tortitas.
—¡Cumpleaños feeeliz, cumpleaños feeeliz! ¡Te deseamos tooodos, cumpleaños feeeliz!
Louis se llevó las manos a la boca, totalmente sorprendido con aquel acto mañanero. Sostuvo a Harry de la mano para que no se sintiese fuera de lugar, y le sentó a su lado antes de soplar las velas.
Se estaba sintiendo más querido que nunca, recibiendo un beso de sus padres y de Liam. Aunque después le dio un golpe en la cabeza. ¡Pero no importaba!
Le regalaron ese ordenador portátil que estuvo rogando durante tantos meses y, aunque no lo hubiese pedido en voz alta, miraba a Harry con poco disimulo, esperando algún regalo de su parte. Es cierto que dijo que "los regalos estaban sobrevalorados", pero fue una pequeña mentira.
Yo quiero mi regalo...
Pasaron toda la mañana junto a su familia, estando atento a que Harry se sintiese cómodo en cualquier momento. Hasta que llegó la hora de comer.
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LAS VOCES QUE ME MIENTEN
FanfictionLouis Tomlinson decidió que la relación amorosa creada en su adolescencia no podía prosperar de ninguna manera. Por lo que, cansado de fingir que estaba enamorado y que todo marchaba a la perfección, rompió con Matteo, sorprendiéndose al ver como es...