¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𖤐
𝐋𝐨𝐥𝐚.
Tom abrió los ojos, mostrando asombro. Pendejo.
― ¿¡Te sientes bien, Lo?! ― Me tocó la frente. ― ¿¡Te morirás?!
Rodé los ojos y me alejé. ―Ojalá.
―Repítelo. ― Sonrió, cruzándose de brazos.
―Agh, vete. ― Bufé, señalándole la ventana.
―No.
―Lárgate. ― Imité su acción, viendo como se sacaba sus zapatillas. ― ¡No, no, no! ― Carajo, se estaba acomodando en mi puta cama.
―Tú me invitaste a dormir. ― Sonrio, elevando su pelvis mientras se acomodaba, apoyándose en el respaldo de la cama. ― Así que me quedaré. ― Llevó sus manos detrás de su cabeza, luego de quitarse su gorra.
Me mojé.
―Bueno...― Piensa, carajo. Alguna excusa para que se vaya. ―Eh...― Lloro, no se me ocurre ni mierda.
― ¿Qué? ― Ladeó una sonrisa, y me perdí.
―No tienes pijama. ― Me alcé de hombros.
―Eso no es problema.
― ¿A qué te refieres...? ― Ladeé mi cabeza.
Comenzó a quitarse su gigantesca remera. Cada uno de sus movimientos parecía en cámara lenta... Joder.
Sus rastas caían por sus hombros, y mis ojos se fueron hacia sus pantalones.
― ¿Acaso me arrojaras billetes? ¿Cómo a una bailarina de tubo? ― Bromeó. Y me paniqueé.
Moví mi cabeza saliendo de mi trance al escucharlo.
― ¿¡Como sabes!? ― Me acerqué, lanzándole su remera a la cara. ― ¿¡Quién te lo dijo?!
―Espera...― Se molestó. ― ¿De qué hablas?
―Pues...― Ni yo sé de que hablo, solo imagino que llevas debajo de esos pantalones. ― Ignórame.
―Eso es imposible. ― Volvió a sonreír, moviendo el aro que trae en su labio inferior burlonamente.
Supe que esa puta sonrisa me jodería de por vida.
―A mi ignorarte se me da de maravilla. ― Sonreí. ―Ew...― Me acerqué a sus pies.
― ¿Qué?
―Tienes un agujero en la media...― Ay, hermanas. Le señale, entre risas.
― ¡Verga! ― Carcajeó quitándosela. ―No sabría que me quedaría, si no me hubiese puesto medias mejores.