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𖤐
𝐋𝐨𝐥𝐚.
Abrí mis ojos de tal manera, que casi que salen de mi cara y caen en Tom.
-¡ESPERA! - Grité antes de que abra la puerta por completo. Tapándole la boca al idiota que aun me fregaba a él. Lo tiré a la verga, haciendo que caiga de la cama.
-¡MIS HUEVOS! - Gruñó y vi como cayo de cara al piso. Moviéndose como un gusano hasta meterse por completo debajo de mi cama.
Con desesperación me tapé con las sabanas y encendí la luz de la mesa ratona.
-¿¡Que tanto haces?! - Patrick se asomó, encendiendo la luz de la habitación. Mierda.
-Nada. - Llevé una de mis manos a mis ojos, cubriéndolos. - ¿Qué quieres?
-¿Qué es esto? - Levantó el pantalón del pendejo de Tom. PUTA MIERDA. -¿¡De quién es esto?!
-¡Mio, carajo! - Me senté en la cama, aun cubriéndome las piernas con las sábanas. -No toques mis cosas...- Susurré, deseando que no me golpeé ahora.
-¿Por qué usas ropa tan grande? - Lanzó el pantalón al suelo. Husmeando en mis cosas. - Ni si quiera me interesa, es extraño.
-¿Qué estas buscando? - Carajo que no lo joda todo.
-¿Tienes hierba? - Seguía revisando mi armario, lanzando mis cosas al suelo.
-¿Y los gramos que te di? - Bufé. - Era lo último que tenía...
-¿Me crees idiota? - Sí, pero no te contestaré ahora. Tengo a Tom casi desnudo debajo de la cama. -¿Y esas zapatillas? - Señaló.
Nervios, incomodidad y calentura son la peor combinación para responder el cuestionario de mi progenitor que decidió interrumpir mi momento de coito.
-Mías, también. - Me alcé de hombros. - No tengo hierba... y quiero dormir.
-No son tuyas. - Se acercó. - Son enormes.
-No tengo dinero para unas nuevas, las levanté de la calle. - Sentí un golpe por debajo de mi cama. Tom.
-¿Qué fue eso? - Lentamente, se acercaba más. Y mis axilas sudaban, mi corazón palpitaba con fuerza y mi espalda era agua.
-No escuche nada. - Suspiré. -Te repito, no...
-No tienes hierba. - Burló. -Hay alguien aquí. - Lentamente se agachó. Con desesperación tomé la llave de mi cajón. -¿A quien escondes? - Abrí el cajón.
Y justo cuando estaba por levantar la sabana que cubría el hueco de la nada con el suelo...-¡Mira, hierba! - Le llamé la atención como un perro. -¡Aquí tengo hierba! - Rápidamente se levantó.