Volví perras, hablo a las mujeres... si eres hombre. Ni modo, me la sudas. Puto.
Ya tienen su dosis de mi, adictas.
¿Me extrañaron?
La guionista de mi vida se olvida de mí, y soy la mejor de todas... ¿Cómo puede olvidarme? Carajo, en una de esas hace que muera y ustedes lloren por mí.
Broma, broma. [Espero]
-Apúrate, pec...
-Deja de decirme así. - Señalé a la estúpida de mi compañera. - No lo repetiré.
Cerré la puerta fuertemente, así como para simular el ruido de una bomba. Llamando la atención de los soldados que estaban fuera de la habitación.
Había pasado una semana de que estaba en este... lugar. No estaba mal... ESTABA HORRIBLE.
Mis uñas cortas.
Me obligaban a comer cosas saludables. [Olvidé como sabe el chocolate y la azúcar]
Eso explica mi mal humor, y mis ganas de morir recurrentes... bueno, siempre tengo ganas de morir pero el azúcar hace que esas ganas sean leves.
El uniforme me quedaba pintado. Pantalones camuflados cargo y una polera ajustada térmica negra... sí resaltaba mi silueta.
No lo digo yo... bueno si lo digo yo, pero también todos los soldados de aquí, los mayores sobre todo.
Ojo con esos, mis daddy issues no responden si alguno quiere besarme, digo.
Tenia que ejercitarme a diario y las pruebas aquí eran subnormales, carajo. Ayer nos obligaron a aguantar la respiración casi tres minutos en un balde... eso no se hace. Ojalá muera en una de esas pruebas... Solo bromeo. ¿O no?
-¿Qué comerás hoy, pecas? - Rodé los ojos viendo a la cocinera del comedor.
-Mierda. - Sonreí.
-Lola. - Me señaló. - No hay mierda fresca hoy. -Rodeé los ojos.
-No lo sé...- Vi toda esa "comida" que parecía vomito. -¿Eso qué es? - Señalé con asco algún menjunje de ahí.
-Pollo triturado con papas al horno. - Dijo así nomás.