quince

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𖤐



𝐋𝐨𝐥𝐚.

― ¿¡Que haces?! ― Lo empujé. Pero Tom seguía agarrándome de la cintura. ― ¡¿Me robaste un beso?! ― Mi respiración era agitada.

¡Claro que te robó un beso, estúpida! ¡Y fue de lo mejor!

Tom rodó los ojos. ― ¿De verdad eres la mejor de tu clase? ― Burló. Quise abofetearlo, pero me agarró de la mano. ―Ni se te ocurra.

― ¡Suéltame!

― ¡Bien! ¡Te lo devolveré! ― Me agarro más fuerte de la cintura, y volvió a besarme. Pasando su lengua por mis labios, claro que no impedí que lo haga.

En el fondo, yo también deseaba ese jodido beso.

Sentía las manos de Tom bajar hasta mi trasero, mientras a torpes pasos me pegaba contra el auto.

―No...― Susurré entre besos. Joder, ¿Soy yo o hace mucho calor? ― Tom aquí no...― Sus manos volvieron a mi cintura. ¿Y yo? Me limité a pegarlo más a mí.

―Si...― Tambien susurró, mordiendo mi labio inferior. ― Aquí sí...― Me separé de él, relamiendo mis labios. Viendo como sonreía. Llevó una de sus manos a mi rostro, acariciando mi mejilla... Cerré mis ojos cuando sentí sus caricias. Hasta que mordió la punta de mi nariz.

―No...― Me aparté.

―Pecosa horrible. ― Volvió a besarme. Llevando sus besos cortos a mi oreja. ― Vamos a esa jodida graduación...

―No puedo ir así...― Bufé, señalando mi vestido.

―Claro que puedes. ― Sonrió. ― Anda.

Se apartó y sonreí, viendo sus labios. Queriendo besarlo hasta no sentir los míos.

Me abrió la puerta del auto y después entro él.

―Joder...― Até mi cabello como pude. Me veo igual de bonita, honestamente. ― Estoy toda empapada...― Sí, mi amiga de ahí abajo igual.

―Lo sé. ― ¡Entonces haz algo al respecto! Joder, solo bromeo. Acarició mi muslo y yo ya era un manantial. ―Ese vestido no deja mucho a mi imaginación. ― Ese es el punto.

Rodé los ojos. ― El vestido está bien.

―Mh...― Río. Me gusta hacerlo reír.

Cuando llegamos al lugar, vimos a toda la gente en la entrada, por suerte solo garuaba un poco.

Tom acomodó su traje y salió del coche, yo esperé a que me abra, claro. Él es el afortunado, no yo.

O bueno, sí. Si soy. Pero es nuestro secreto, lectores.

𝗟𝗢𝗟𝗔 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora