De vuelta a casa

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Pasan algunos días después de la boda, viajamos a una playa en Italia con la familia de König, subimos en barco y la pasamos muy bonito.

Al terminar el mes, debemos regresar a casa, el trabajo y las obligaciones llaman y es necesario regresar, la despedida es muy emotiva, la madre de König no quiere que nos vayamos, claro está, nos llevan a la estación y volvemos a tomar el tren de regreso, subimos y tenemos de nuevo, como si fuera una coincidencia el mismo vagón privado, con el ventanal enorme.

¿Estás bien Meine Liebe?

No, para que mentirte, me gustó mucho estar aquí, tu hogar es bellísimo, se sentirá extraño volver  a las paredes húmedas de la base y el olor a casquillos quemados que tiene, pero feliz de volver a mi vida normal.

Te entiendo, igual cada vez que regresaba era extraño.

Lo sé, así me sentía cada vez que tenía que irme de casa.

¿Puedo hacerte una pregunta?

Claro, mi amor.

¿Jamás has regresado a tu hogar?

Me quedo pensando. No, jamás he regresado.

¿Porque?

Pues te diré, me trae muchos recuerdos, mi casa está cuidado, si esa es tu duda, ahí están las cenizas de toda mi familia, por cierto, jamás te e dicho, mi casa es pequeña, no muy hermosa como la tuya, pero es acogedora, ¿Quisieras ir algún día?

Oh, eso sería maravilloso.

Bueno, planeare las próximas vacaciones.

Eso sería lindo.

El viaje continúa, estoy abrazada a König durante todo el trayecto, el paisaje a cambiado, dónde antes se podía ver prados verdes y llenos de animales de granja, ahora solo se ven los mismos prados, pero ahora cubiertos de nieve, algunos lagos congelados y más pequeñas casas echando humo de las chimeneas, el viaje termina y tomamos el autobús que nos llevará al aeropuerto, llegamos y nos tardamos unas dos horas en lo que pasamos aduanas y revisan nuestros pasaportes, al final subimos al avión y después de casi un día, llegamos de nuevo a casa. Una camioneta de la base pasa por nosotros, la cual nos lleva de regreso, otro viaje de una hora nos espera, pasado el tiempo llegamos de nuevo a la base.

Pues, bienvenida, Meine Liebe.

Bienvenido mi querido esposo.

Ambos reímos y nos besamos, entramos a la base y los soldados nos saludan, se nos acerca el nuevo recluta.

Bienvenidos de nuevo a la base, mi nombre es Jhon Mctavish.

¿No deberías estar en la 141?

Claro Coronel, pero estoy aquí junto con mi compañero Gosth, una misión de suma importancia que debe revisar.

Llegando y ya tenemos trabajo, vaya.

¿Usted es?

Discúlpame, Teniente Ambar, soy la encargada principal de la Base Al-Qatala y trabajo junto a su Coronel König.

Oh, un placer Teniente, es muy bella usted.

Noto el cambio en König, ahora esta más erguido y ensancha la espalda.

Muchas gracias, Soldado, pero mi esposo lo está escuchando.

¿Esposo?

Si, el Coronel y yo estamos casados, pero gracias por su lindo cumplido.

Mis disculpas Coronel, espero no tener problemas.

Claro que no, Mctavish pero debería tener límites, volviendo a lo de la misión, podría pagar a mi oficina, solo llevaré las maletas a mi habitación.

El soldado se aleja con los papeles y desaparece.

¿Celoso?, Le digo dándole un pequeño golpe con mi codo en mi brazo.

Claro, quien no lo estaría siendo tu esposo.

Caminamos de camino a la habitación y dejamos las maletas.

Debería irme, el deber me llama, pero descansa Meine Liebe.

Claro mi Coronel, eso haré.

Me da un beso de despedida y sale de la habitación, acomodo todo en su lugar y me ducho y terminando me duermo.

Salgo de la habitación y camino a mi oficina, pienso, ¿Cuál será la nueva misión?, Digo para tener que estar la 141 en mi base es muy extraño, camino los largos pasillos hasta llegar a mi oficina, giro la perilla y entro, me percató de que Simón está sentado aun lado del nuevo soldado.

Hola Gosth, ¿Cuáles son las buenas nuevas?

Hola König, pues te diré, mejor toma asiento.

Tomo asiento y me quedo callado en la espera de escuchar a Simón.

Solo te diré que tiene que ver con Afganistán, de nuevo la base que tenemos ahí a sido abordada por rebeldes.

¿Tenemos bajas?

Sin rastro de vida amiga.

¿Sin rastro

Si, sin ninguna vida a nuestro favor.

Eso quiere decir...

Si, debemos recuperar nuestra base, antes de que logren abrir la cápsula, que contiene...

Las armas nucleares, ¡Mierda!

Me levanto de mi silla y comienzo a preocuparme, recobro la cordura y comienzo a planear.

Para eso están aquí, con tu ayuda y la demás 141 tendremos ventaja.

Necesitamos más hombres.

No llevaré a Ambar con nosotros.

Es necesario König, es trabajo.

¡Es mi esposa!, Cómo carajos pretendes que la exponga a eso.

Simón me toma de la camisa y me pone contra la pared.

¡ES EL MALDITO TRABAJO, KONIG!

¡Lo sé!, lo sé, digo calmandome y quitándome a Simón de encima.

Necesitamos toda la ayuda posible, esas armas en manos de los rebeldes será la perdición de toda una Nación y no solo de una, podría ser la maldita guerra nuclear.

Me quedo parado ahí, pensando en que hacer para protegerla.

Créeme König, estaremos ahí para protegerla, ella sabe demasiado y ella es la única que puede abrir o cerrar esa maldita bodega.

¿Cuando debemos partir?

Lo más pronto posible.

Mierda, acabamos de llegar y ya hay problemas, con un carajo.

Simón solo se queda parada viéndome y sabe lo que se siente, el saber que puedo perderla, perder a la mujer que amo, sabe del dolor.

Sal de aquí Soap, necesito hablar de algo privado con el Coronel.

El chico nuevo asiente y sale de la oficina, Simón lo sigue y cierra la puerta con seguro.

Te entiendo König, pero podemos protegerla.

Ella no se dejará proteger, parece que no la conoces.

La conozco demasiado bien y querrá protegerte, lo sé, pero ahí entro yo, yo puedo protegerla y tú prométeme que te cuidaras.

Debo cuidar a mi esposa, no te puedo dejar con esa carga.

No König, cuídate que si algo te pasa, Ambar puede morirse del dolor y la pena, créeme nada le quedaría si llegas a irte de este mundo, nada.

Nos miramos y asiento lentamente, terminamos de trazar el plan y nos vamos a nuestras respectivas habitaciones.

Camino por los pasillos largos hasta llegar a mi habitación, giro la perilla lentamente para no hacer ruido y la veo ahí, dormida profundamente, sin saber nada de lo ocurrido, sin saber que daría mi vida por ella, no me ducho, solo me meto a la cama con ella, la abrazo quiero sentir su olor siempre, la abrazo como si fuera una despedida.

König enamorado (Aun No Se Que Título Darle) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora