El sol ya se había puesto esa mañana pero a Cristina le encantaba dormir y todavía no había hecho presencia en el comedor de la casa.
DC: Buenos días Remedios (entrando al comedor)
R: Buenos días Doña Consuelo.
DC: ¿Todavía no ha bajado Cristina?
R: La niña Cristina debe de seguir durmiendo Señora, enseguida subo yla despierto para que baje a desayunar.
DC: Siempre será una niña, ya tiene 30 años y sigue esperando a que su nana vaya a despertarla.
R: Sabe que lo hago con gusto Señora, adoro a esa niña.
Remedios sirvió el café para Doña Consuelo y se encaminó escaleras arriba para ir a la habitación de Cristina. Tocó a la puerta pero no obtuvo respuesta, así que con cuidado la abrió para entrar, se acercó al gran ventanal y deslizó las cortinas para que sol pudiera su entrada en la habitación.
R: Señorita Cristina es hora de despertar.
C: MmMm... un poco más por favor Nana. (metiendo la cabeza debajo de la almohada)
R: Cristina tu mamá te espera para desayunar, no hagas esperar a la Señora Consuelo.
C: A la Señora Consuelo le importa una mierda si yo bajo a desayunar no.
R: Cristina por favor no hables así, es tu mamá.
C: Ella no me quiere Nana tú lo sabes bien y menos desde que me quedé ciega, sólo soy un estorbo para ella.
R: Cristina...
C: Prefiero desayunar contigo cuando ella ya no esté Nana por favor ¿si? (haciendo un puchero y uniendo las palmas de sus manos en gesto rogatorio)
R: Se va a enojar y luego será peor.
C: ¿Peor? No creo que haya nada peor. Anda ve y dile que me duele lacabeza porfis.
R: Está bien niña, haces lo que quieres conmigo.
C: Porque tu si me quieres Nana.
R: Me voy (encaminándose hacia la puerta)
C: ¡Nana!
R: ¿Si?
C: ¡Ven! Acércate un momento (incorporándose en la cama)
R: Dime (sentándose en el borde la cama)
Cristina con sus manos buscaba el rostro de Remedios y ella la ayudó a encontrar.
R: Estoy aquí
C: ¡Te quiero Nana! Gracias por cuidarme siempre. (y le deposita un beso en la mejilla a Remedios)
R: Yo también te quiero mi niña (le devuelve el gesto y le da un beso en una mejilla mientras con la mano les acaricia la otra) Ahora voy a bajar antes de que tu mamá se enoje.
Remedios volvió al comedor y allí se encontró a la Señora Consuelo con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
R: La señorita Cristina dice que le duele la cabeza, que más tarde bajará a desayunar.
DC: ¡Dios mío! Esa niña es una floja, no sirve para nada.
R: No diga eso Señora Consuelo, la Señorita Cristina es una niña muy dulce y muy buena.
DC: ¡Con eso no se vive Remedios! ¡Y deje de defenderla tanto! Ya está grande para andarse con estas tonterías.
En ese momento hace su entrada por la puerta principal Loreto.