Remedios y Heriberto se encontraron en el pasillo.
H: No vendré en unos días.
R: ¿Tienes que viajar?
H: Remedios por favor deja de tratarme de usted y no, no tengo que viajar.
R: ¿Entonces?
H: Cristina debe estar tranquila y hasta que no entienda que yo no tengo nada con Mónica se alterará cada vez que me vea, así que lo mejor será no venir en unos días.
R: No sé si es buena idea, Cristina es muy terca yo lo sé pero te ama.
H: Yo sé que me ama pero no quiero perjudicarla. Te llamaré todos los días y me dirás si pregunta por mi, si en algún momento crees que es necesario que yo regrese házmelo saber. Por favor solo quiero que este bien.
R: Está bien pero creo que se enfadará.
H: Ya se le pasará.
El día pasó y uno nuevo dio comienzo, era ya casi noche y Heriberto no había aparecido por aquella habitación.
C: Nana
R: Dime hija.
C: ¿Sabes dónde está Heriberto?
R: No cariño, ¿para que lo quieres saber?
C: ¿Cómo para qué? No ha venido todo el día.
R: ¿Y te parece extraño?
C: Bueno, yo...
R: Le dijiste que no lo querías aquí y que se fuera con esa tal Mónica.
C: ¿Crees que está con ella?
R: No
C: ¿Entonces?
R: No lo sé mi niña, seguro que estará molesto con lo que le dijiste.
C: Me arrepiento.
R: Pues es tarde porque él no está aquí.
C: ¿Puedes buscarlo?
R: Cristina tienes que aprender de tus errores, no voy a buscar a Heriberto.
C: Está bien, muchas gracias por nada. (dándose la vuelta en la cama para quedar de espaldas a Remedios)
En otra parte una conversación telefónica tenía lugar.
H: Mamá.
D: ¡Heriberto! ¿Como estas cariño?
H: No muy bien...
D: ¿Qué ocurre hijo?
H: Es Cristina, tuvieron que operarla porque tenia una masa en el cerebro.
D: ¿Pero ella está... está bien?
H: Si mamá, el problema es que no quiero verme.
D: ¿Por qué?
H: Esta convencida de que tengo una relación con Mónica.
D: ¿Mónica? ¿Tu compañera de universidad?
H: La misma.
D: ¿Ha regresado?
H: Si, le han dado una plaza en el hospital.
D: ¿Sientes algo por Mónica?
H: Claro que no mamá, amo a Cristina.
