Los primeros rayos de luz entraban por la ventana del dormitorio mientras Cristina daba vueltas en la cama intentado dormir un poco más, de repente se sintió otro peso sobre el colchón y unos labios dulces besaron el cuello de Cristina.
H: Dormilona, me tengo que ir.
C: ¿Qué hora es?
H: Las 8, pero te puedes quedar aquí el tiempo que quieras.
C: ¿A qué hora sales?
H: A las dos tengo descanso para comer, si quieres comemos juntos y después te llevo a tu casa.
Cristina se giró para encontrarse frente a frente con el rostro del hombre que la tenia perdidamente enamorada.
C: Me parece bien (sonriendo)
Cristina ojeo a Heriberto de arriba a abajo que percha tenia el doctor, iba de traje y le sentaba a las mil maravillas. Ella le jaló la corbata y tiró de él hasta pegar sus labios contra los masculinos.
C: Te sienta muy bien ese traje.
H: Gracias, tengo reunión a primera hora.
C: No te entretengo más.
H: Nos vemos a las 2, estas en tu casa mi amor.
Dicho esto le dio otro beso corto y salió de casa rumbo al hospital.
Cristina durmió un rato más y cuando despertó desayunó se ducho y se preparó, miró su reloj, las 12:30 estaba a tiempo de salir de la casa e ir al hospital para sorprender a Heriberto, así que se miró nuevamente en el espejo y se retocó el labial. Salió del departamento decidida a sorprender al amor de su vida.
Cristina sabia cual era la consulta de Heriberto así que subió a la planta correspondiente y emprendió su marcha por el pasillo llamando la atención de muchos ojos a su paso.
Se detuvo en la mesa de la secretaria de Heriberto.
C: Buenos días.
Sec: Buenos días.
C: Soy Cristina...
Sec: Si señora, se quien es, la prometida del doctor.
¡Vaya! Eso emocionó a Cristina, no sabia que Heriberto había presumido de que fuera su prometida, al momento una sonrisa se dibujo en su cara.
Sec: Puede pasar, el doctor ya no tiene más pacientes hasta la tarde.
C: Gracias.
Mientras tanto en la consulta de Heriberto otra mujer lo sorprendía.
H: ¡Mónica! Por Dios, que alegría volver a verte.
M: Heriberto estas igual que la última vez que te vi.
H: No seas exagerada, tengo unos cuantos años mas.
Ambos se fundieron en un gran abrazo, llevaron al menos 6 o 7 años sin verse.
Y ese fue justo el momento en que Cristina tocaba a la puerta y abría, encontrándose de frente con una mujer abrazada a su prometido y besándole con demasiado cariño para su gusto una mejilla mientras le acariciaba la otra con la mano. Cristina tosió para hacerse notar.
H: ¡Cristina! Mi amor, ven que te presento. Esta es Mónica, una amiga de hace muchos años.
C: Encantada (hablando de mala gana)