2. La Consulta.

420 34 9
                                    


C: Por Dios Nana ¿me quieres matar de un infarto?

R: Claro que no mi niña, estabas muy concentrada. ¿Cómo fue la visita del Doctor?

C: Maravillosa

R:¿ Maravillosa?

C: Si... este... quiero decir... fue bien.

Remedios ya se estaba imaginando que a Cristina le había gustado el Doctor y era normal, solo había que escuchar la voz de ese hombre para que las bragas fuesen directo al piso. Si Cristina pudiese ver y encima saber lo condenadamente guapo que era el Doctor ya no habría remedio para su corazón.

C: Nana ¿Te puedo preguntar algo?

R: Si hija, dime.

C: ¿Es guapo el Doctor?

R: ¿Por que quieres saber eso mi niña? ¿Te gustó?

C: Claro que no, no digas tonterías, ¿Cómo podría gustarme si no lo puedo ver?

R: No es necesario que lo veas para que hayas sentido cosas mi vida.

C: Me sentí bien cuando me tocó con sus manos y... bueno y su voz... pensé que me iba a derretir como un helado bajo el sol cuando me habló Nana.

R: Lo ves, te gustó el Doctor.

C: ¡Shhh! No vayas a decir nada, no quiero que se burlen de mi.

Pasaron un par de días, sin ninguna novedad puesto que Cristina no debía apoyar mucho el pie y debía guardar reposo prácticamente se la pasaba en su cuarto. Pensaba en el Doctor, en su voz, sus hombros, sus brazos fuertes... Cuando un toque en la puerta la sacó de sus pensamientos.

L: ¿Cristinita?

C: ¡Buaag! El asqueroso de Loreto pensó para sus adentros. ¿Qué quieres Loreto?

L: Solo quiero verte y saber como te encuentras, princesa.

La puerta se abrió y Loreto entró sin saber invitado.

C: ¿Qué haces? ¡No te he dado permiso para entrar en mi cuarto!

L: Cálmate mi amor, te van a oír gritar.

C: ¡Pues que me oigan! No te quiero aquí ¡Lárgate!

L: Que pena porque tu Nana salió al mercado y tu mamá tampoco esta en la casa.

C: ¡Déjame en paz!

L: Cristinita yo te quiero, ¿Por que no puedes quererme tu?

Cristina podía oler el aliento de Loreto de lo cerca que él le hablaba.

C: Me das asco ¡Vete!

Loreto le acarició una mejilla y ella lo apartó bruscamente.

C: ¡No me toques!

L: Eres tan bella, deseo tanto tenerte en mi cama bajo mi cuerpo.

C: ¡Jamás!

Loreto descaradamente le paso su mano acariciando la feminidad de Cristina por encima de la tela del pantalón.

C: ¡No! ¡Nana!

El timbre de la casa sonó y eso hizo que Loreto desistiese de sus intenciones, salió de la habitación y fue a abrir la puerta.

L: Buenos días

H: Buenos días, soy el Doctor Heriberto. Venia a revisar a Cristina.

L: Claro pase Doctor. ¿Sabe llegar hasta su cuarto? Yo ya iba de salida.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora