15. Visita no deseada

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H: ¡Vaya!

C: ¿Me queda feo?

H: ¿Feo? Venga, al agua rápidamente antes de que provoques algún infarto.

C: Esta fría (mojando los pies)

Heriberto la tomó en brazos y se adentró con ella.

C: Heriberto ¡no! Está muy fría.

H: Yo te caliento (y la dejó caer al agua)

C: Idiota (aferrándose a sus hombros)

Heriberto solo podía reír a carcajadas.

C: ¿Entonces te gusto mi traje? Tu mamá dijo que te gustaría.

H: ¿Necesito responder a eso?

Heriberto tomó una mano de Cristina y la llevo a su entrepierna notablemente despierta.

Cristina abrió los ojos como platos y aparto su mano rápidamente de allí.

H: ¿Qué pasa?

C: Estamos rodeados de gente

H: Debajo del agua no se ve nada. (mientras pasaba sus manos por las nalgas femeninas)

C: Por favor, estate quieto.

H. No puedo. Tenerte cerca de mi, tu olor, tu piel... (mientras depositaba un beso en su cuello)

C: P...por favor Heriberto.

H: No me puedo resistir a ti

Se quedaron un buen rato en el agua, se besaron, se acariciaron y jugaron como niños, disfrutaron de su baño juntos.

Llegaron a la casa donde una sorpresa les estaba esperando, entraban sonrientes tomados de la mano y mirándose con ojos de enamorados cuando una voz interrumpió.

X: ¡Hermanito!

Ambos giraron la cara en la dirección en la que venia ese sonido.

H: ¿Dionisio?

Di: ¿Acaso no me ves?

Cristina se quedó perpleja miraba a uno y a otro, ¡era increíble, su parecido era increíble!

H: ¿Qué haces aquí?

Di: Mejor dime tú, ¿Quién es la belleza que te acompaña?

H: Ella es Cristina, mi prometida.

C: Hola, encantada.

Di: ¡Vaya! Si no lo veo no lo creo, creí que seguirías llorando a Diana por las esquinas.

H: ¡Cállate Dionisio! Y dime de una vez que carajo estas haciendo aquí.

Di: No te importa Heriberto, esta no es tu casa, he venido a hablar con mamá.

H: A pedirle mas dinero ¿Verdad?

Dionisio se acercó con un aire desafiante. Heriberto colocó a Cristina detrás de su cuerpo.

Di: Mira Heriberto lo que yo haga o deje de hacer no es tu problema, mejor vete a tu recamara a disfrutar con tu putita.

Heriberto no le dejó opción a reaccionar cuando estrelló su puño contra la cara de Dionisio, haciendo que este cayera al suelo llevándose la mano a la nariz que empezaba a sangrar.

C: ¡No! Heriberto por favor.

H: Cristina sube a la habitación.

C: Por favor Heriberto, déjale.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora