H: Cristina, este es un tema muy difícil para mi y por esa razón no te hable de esto hasta ahora.
C: ¿Quién es Heriberto?
H: Es Diana.
C: ¿Y quien es Diana?
H: Diana fue mi esposa durante 15 años.
C: ¿Ya estas casado? ¿Es entonces tu ex-esposa? (nerviosa y un poco enojada)
H: Si, estuve casado pero no es mi ex-esposa. ¿Recuerdas que en el auto te dije que mis papás estaban felices porque tu me habías devuelto la luz y la alegría a mi vida?
C: Si (mirándolo extrañada)
H: Soy... soy viudo, Diana murió hace 8 años.
C: ¿Quieres contarme que le pasó?
H: Ella tenia una enfermedad terminal y no pude hacer nada para salvarla. Me sentí un inútil cuando eso pasó, entre en depresión y estuve 7 años sin ejercer la medicina, sentía que ya no podía seguir siendo médico si no había podido salvar la vida mas importante para mi.
C: Pero... tu no podías hacer nada. (acariciándole el rostro)
H: Ahora lo sé, pero en aquel momento yo me sentía así, mis papás me ayudaron mucho, me fui a vivir con ellos y me refugie en otra persona muy especial que mañana conocerás. Hice un montón de terapias y al fin este año me decidí a volver a mi trabajo, me ofrecieron el puesto en ese hospital y probé suerte, ¡Y vaya si tuve suerte! Porque casi en mi primer día apareciste tú.
C: Heriberto... (con lágrimas en los ojos)
H: Cristina perdóname, perdóname por no haber tenido la fuerza suficiente para contarte esto primero...
C: Shhh
Cristina lo calló poniendo un dedo en sus labios.
C: Todo esta bien mi amor, te entiendo.
H: ¿Me crees cuando te digo que te amo, que eres todo para mi ahora mismo?
C: No te creo cuando me lo dices, te creo porque así lo siento, me siento amada por ti, cuidada, protegida, no hay otro lugar donde yo quiera estar que no sea en tus brazos mi amor.
Se abrazaron, se abrazaron tan fuerte que parecía que querían unir sus cuerpos en uno solo, Heriberto lloraba, ella nunca lo había visto así. Cristina tomó el rostro de Heriberto con sus pequeñas y delicadas manos e hizo que él la mirara a los ojos.
C: No llores mas por favor. Me estas matando, no puedo verte así.
Heriberto cogió las manos de Cristina y las besó con mucho cariño.
H: Gracias por entenderme, te amo.
C: ¿Qué te parece si damos un paseo por la playa y nos despejamos un poco?
H: Me parece bien.
Paseaban descalzos por la orilla del mar, tomados de la mano y mirándose cada poco enamorados.
C: Ya no recordaba el tacto de la arena en los pies descalzos.
H: ¿Por qué nunca volviste a la playa?
C: Mi papá era quien me traía a la playa y cuando el se murió y yo me quedé ciega nunca mas volví.
H: ¿Y Doña Consuelo?
C: Ella nunca me quiso y ya cuando me quedé ciega todo fue peor.
H: ¿Por qué crees que ella no te quiere?