4. El beso

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C: No, aquí no Heriberto. Voy a ser torpe y no quiero hacer el ridículo aquí en medio con tanta gente mirando.

H: ¿En la mejilla puedo?

C: Mm... Si.

Heriberto le beso la mejilla bajo la mirada de todos los presentes que no les quitaban la vista de encima. El baile terminó y el Doctor cumplió su promesa de no se separar de Cristina en toda la noche, se sentaron en un sofá y charlaron agradablemente mientras la fiesta terminaba.

Al día siguiente era jueves y Cristina tenía su consulta semanal con el Doctor. La consulta transcurrió como todas las anteriores algunas pruebas, revisión ocular, eso si, sin poder evitar reírse cada rato, rozarse las manos cada vez que había oportunidad e incluso algún piropo que se le escapó a él.

C: Hasta el jueves Doctor.

H: Espera.

C: ¿Qué ocurre?

H: Me debes algo desde ayer.

C: ¿Qué cosa?

H: Me debes un beso.

C: ¿Aquí? ¿ahora?

H: Estamos solos

C: Heriberto pero yo...

H: Shhh

Heriberto se acercó despacio le pasó una mano por la cintura y con la otra le acarició la mejilla para luego situarla en la nuca de Cristina y la acerco a sus labios despacio, los rozó y dio un beso corto. Ella no se apartó así que el Doctor aprovechó para bajar su mano hasta la cintura y así rodearla con los dos brazos, la mujer subió sus brazos y los enrollo en el cuello de él y sus labios se volvieron a unir en un beso suave, Heriberto la incitó a abrir su boca y ella acepta con gusto, la lengua masculina explora la boca femenina, ella imitó la misma acción sintiéndose guiada por él, el beso era lento pero torturador y con un suave beso en los labios terminaron el encuentro.

C: Me tiemblan las piernas. (sonriendo sobre los labios de Heriberto)

Él aprovechó y le dio otro beso suave en los labios. Se separó y la miró, tenia las mejillas sonrojadas, su respiración se veía acelerada por lo que sus pechos subían y bajaban, cosa que desvió la mirada de Heriberto hacia el inicio de su blusa con dos botones abiertos lo que dejaba ver lo justo para desear seguir descubriéndolo que había debajo de esa blusa, estaba tan perdido en esa imagen que se quedó callado.

Cristina al notar un silencio largo se preocupó y pensó que algo había hecho mal

C: ¿Qué ocurre? ¿No te gustó la verdad? Lo sabia, sabia que...

Heriberto reaccionó al oír sus palabras y no la dejó terminar, estampó sus labios otra vez contra los femeninos y le dio otro beso suave y tierno.

H: No me gustó Cristina, me encantó. (mientras le acariciaba la mejilla)Eres tan dulce, tan bonita... no me canso de mirarte, por eso me quedé callado.

Ahora era Cristina la que no tenia palabras, solo pudo sonreír.

H: ¿Cenarás conmigo otra vez este sábado?

C: Me gustaría mucho.

H: Pues no se hable más, a las 8 paso por ti.

C: Heriberto...

H: Dime

C: ¿Puedes llevar mis manos a tu rostro?

Él le tomó las manos y se las llevó hasta su rostro, una vez ahí Cristina buscó sus labios y con los dedos pulgares sobre estos se acercó temblorosa, Heriberto entendió la acción y la dejó actuar.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora