12. Familia

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Días después.

Cristina y Heriberto se encontraban mirando lugares en los que celebrar su boda.

C: Este lugar está hermoso.

H: Si, me hablaron muy bien de este lugar.

C: Mira el jardín, es perfecto.

H: Si, me gusta mucho.

C: Pero Heriberto, ¿Será demasiado? Mira que yo no tengo muchas personas a quien invitar.

H: Eso no importa, mi mente esta imaginándonos recorriendo estos jardines vestidos de novios.

C: Si, yo también lo estaba imaginando.

H: No me importa la gente Cristina lo único que me importa eres tú y tu felicidad. Si quieres este lugar lo haremos aquí aunque estemos solos tú y yo.

Reservaron el lugar y fijaron la fecha de la boda, seria en 2 meses.

En la noche Heriberto llevó a Cristina a su casa y en la puerta de esta se despedían como dos adolescentes enamorados besándose a escondidas.

C: ¿Te veré antes del sábado?

H: Vendré a visitarte si logro escaparme un ratito.

C: Esta bien. (con cara triste)

H: Prometo llamarte todos los días en mi hora de descanso.

Cristina formo una sonrisa en sus labios y besó los de Heriberto.

C: Te amo (beso de pico), te amo (beso de pico), te amo (beso de pico) y te amo (beso tronado).

H: ¿Y eso? (sonriendo)

C: Un te amo por cada día de aquí al sábado por si no pudiera verte.

H: Y ahora me quedo con las ganas de comerte toda a besos.

Ambos se ríen.

Cristina aprovechó sus días sin Heriberto para volver a tomar confianza montando a caballo.

C: Hola Luz, mi niña hermosa, vamos a montar un poco ¿Si?

A: ¡Cristina! ¿Qué estas haciendo?

C: Voy a montar.

A: Sola ni hablar.

C: Por Dios Alejandro no soy una niña.

A: Ya sé, pero hay que ir despacio Cristina por favor.

C: Pues acompáñame si quieres en otro caballo, yo voy a montar a Luz y lo haré sola.

A: Que terca eres.

Recorrieron las fincas cabalgando lento, llegaron a la cascada y se bajaron un rato, el sonido del agua era tan relajante.

C: Tanto tiempo extrañe esto.

A: No pienses en eso ahora, ya puedes ver y será para siempre Cristina.

C: Puedo ver y soy muy feliz, me siento tan amada.

A: Y yo soy feliz por ti. Y bueno... tengo algo que contarte... he conocido a alguien.

C: ¿De veras?

A: Si

C: Cuéntamelo todo Alejandro, ¿a que esperas?

Y se quedaron rato charlando hasta que la tarde empezó a caer y decidieron volver antes de que se hiciera noche.


Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora