Días después.
Cristina y Heriberto se encontraban mirando lugares en los que celebrar su boda.
C: Este lugar está hermoso.
H: Si, me hablaron muy bien de este lugar.
C: Mira el jardín, es perfecto.
H: Si, me gusta mucho.
C: Pero Heriberto, ¿Será demasiado? Mira que yo no tengo muchas personas a quien invitar.
H: Eso no importa, mi mente esta imaginándonos recorriendo estos jardines vestidos de novios.
C: Si, yo también lo estaba imaginando.
H: No me importa la gente Cristina lo único que me importa eres tú y tu felicidad. Si quieres este lugar lo haremos aquí aunque estemos solos tú y yo.
Reservaron el lugar y fijaron la fecha de la boda, seria en 2 meses.
En la noche Heriberto llevó a Cristina a su casa y en la puerta de esta se despedían como dos adolescentes enamorados besándose a escondidas.
C: ¿Te veré antes del sábado?
H: Vendré a visitarte si logro escaparme un ratito.
C: Esta bien. (con cara triste)
H: Prometo llamarte todos los días en mi hora de descanso.
Cristina formo una sonrisa en sus labios y besó los de Heriberto.
C: Te amo (beso de pico), te amo (beso de pico), te amo (beso de pico) y te amo (beso tronado).
H: ¿Y eso? (sonriendo)
C: Un te amo por cada día de aquí al sábado por si no pudiera verte.
H: Y ahora me quedo con las ganas de comerte toda a besos.
Ambos se ríen.
Cristina aprovechó sus días sin Heriberto para volver a tomar confianza montando a caballo.
C: Hola Luz, mi niña hermosa, vamos a montar un poco ¿Si?
A: ¡Cristina! ¿Qué estas haciendo?
C: Voy a montar.
A: Sola ni hablar.
C: Por Dios Alejandro no soy una niña.
A: Ya sé, pero hay que ir despacio Cristina por favor.
C: Pues acompáñame si quieres en otro caballo, yo voy a montar a Luz y lo haré sola.
A: Que terca eres.
Recorrieron las fincas cabalgando lento, llegaron a la cascada y se bajaron un rato, el sonido del agua era tan relajante.
C: Tanto tiempo extrañe esto.
A: No pienses en eso ahora, ya puedes ver y será para siempre Cristina.
C: Puedo ver y soy muy feliz, me siento tan amada.
A: Y yo soy feliz por ti. Y bueno... tengo algo que contarte... he conocido a alguien.
C: ¿De veras?
A: Si
C: Cuéntamelo todo Alejandro, ¿a que esperas?
Y se quedaron rato charlando hasta que la tarde empezó a caer y decidieron volver antes de que se hiciera noche.