El señor Wood pestañeó y soltó un feo y amenazador siseo. En la oscuridad de la escalera, su sonrisa pintada se convirtió en una mueca siniestra.
Kris, muerta de miedo, aferraba el hombro del muñeco con los dedos hundidos en la áspera tela de su camisa.
-¡Esto... esto es imposible! -susurró.
El señor Wood parpadeó de nuevo y soltó una risita. Al abrir la boca su sonrisa se ensanchó todavía más. Intentó soltarse de la mano de Kris, pero ella lo tenía aferrado sin darse cuenta siquiera.
-Pero, pero... ¡Pero si eres un muñeco! -chilló.
Él se rió otra vez.
-Y tú eres una tonta -replicó. Su voz era un grave gruñido, como el ladrido furioso de un perro.
-¡No puedes caminar! -exclamó Kris con voz temblorosa.
El muñeco volvió a lanzar su fea risa.
-¡No puedes estar vivo! -dijo Kris.
-¡Suéltame ahora mismo! -gruñó el señor Wood. Kris lo agarró todavía con más fuerza.
-Estoy soñando -se dijo en voz alta-. Esto tiene que ser un sueño.
-Yo no soy un sueño. ¡Soy una pesadilla! -exclamó el muñeco. Y echando la cabeza hacia atrás estalló en carcajadas.
Sin soltarle el hombro, Kris se quedó mirando aquella cara sonriente. El aire estaba cargado y caliente. Le parecía que no podía respirar, como si se estuviera ahogando.
¿Qué había sido ese ruido? Kris tardó un rato en reconocer el esforzado resuello
de su propia respiración.-Suéltame -repitió el muñeco-. O te tiro por las escaleras. -Volvió a intentar liberarse.
-¡No! ¡Te voy a meter otra vez en el armario!
El señor Wood se echó a reír y acercó su cara pintada a Kris.
-No puedes tenerme allí.
-Te voy a encerrar. Te voy a meter en una caja... o en algún sitio -declaró ella.
El pánico le nublaba las ideas.
La oscuridad parecía cernirse sobre ella ahogándola, aplastándola.-Suéltame. -El muñeco dio un fuerte tirón, pero Kris lo tomó con la otra mano por la cintura-. Suéltame -gruñó él con su voz profunda y áspera-. Ahora aquí
mando yo. Tú me obedecerás. Ahora ésta es mi casa.El muñeco tiró con fuerza. Kris le agarró bien la cintura y los dos se cayeron rodando por las escaleras.
-¡Que me sueltes! -ordenó el títere, encima de ella, mirándola con ojos salvajes. Kris se lo quitó de encima e intentó inmovilizarle los brazos a la espalda, pero el señor Wood tenía una fuerza sorprendente. Se liberó un brazo y le dio a Kris un fuerte puñetazo en la boca del estómago.
-¡ Aah! -gritó Kris, sintiendo que se quedaba sin aire.
El muñeco aprovechó su momentánea debilidad y se soltó. Cogiéndose a la barandilla con una mano intentó pasar por encima de ella y seguir bajando las escaleras. Pero Kris le puso el pie para que caiga y, todavía sin resuello, se lanzó contra él, lo apartó de la barandilla y lo dejó aplastado en el suelo.
-¡Ah! -exclamó Kris, cerrando los ojos ante el súbito resplandor de la luz del pasillo.
El muñeco forcejeó para salir de debajo de ella, pero Kris lo tenía aplastado con todo su peso.
-¡Kris! ¿Qué demonios...? -se oyó la sorprendida voz de Lindy en lo alto de las escaleras.
-¡Es el señor Wood! -acertó a gritar Kris-. ¡Está... vivo! -Seguía
aplastándolo con fuerza, tirada sobre él.-Kris, ¿qué haces? ¿Estás bien? -preguntó su hermana.
-¡No! ¡No estoy nada bien! ¡Por favor, Lindy! ¡Ve a llamar a mamá y papá! ¡El señor Wood... está vivo!
-¡Pero si es un muñeco! -Lindy se acercó unos pasos de mala gana-.
¡Levántate, Kris! ¿Acaso te volviste loca?-¡Escúchame! -chilló Kris a pleno pulmón-. ¡Llama a mamá y papá antes de que se escape!
Pero Lindy no se movía. Estaba mirando fijamente a su hermana. Tenía largos mechones de pelo sobre la frente y la cara desencajada de horror.
-Levántate, Kris, por favor. Vamos a la cama.
-¡Te estoy diciendo que está vivo! -gritó Kris desesperada-. Tienes que
creerme, Lindy. ¡Tienes que creerme!El muñeco yacía inmóvil debajo de ella, con la cara enterrada en la alfombra y los brazos y piernas abiertos.
-Seguro tuviste una pesadilla -insistió Lindy, bajando los escalones uno a uno y remangándose el camisón sobre los tobillos-. Vamos a la cama, Kris. No es más que un mal sueño. El espantoso episodio del concierto te dió pesadillas, nada más.
Kris se incorporó jadeando y giró la cabeza para mirar a su hermana. Se agarró con una mano a la barandilla y se levantó un poco. En ese mismo instante, el muñeco
se agarró al borde de un escalón con las dos manos y se liberó, y a trompicones, medio arrastrándose, bajó el resto de las escaleras.-¡No! ¡No! ¡Es imposible! -chilló Lindy.
-¡Ve a por mamá y papá! ¡Deprisa!
Lindy, con la boca abierta, conmocionada, dio media vuelta para subir las escaleras llamando a gritos a sus padres. Kris se lanzó hacia abajo, con los brazos por delante.
Agarró al señor Wood por detrás y enlazó los brazos en torno a su cintura. Se cayeron los dos al suelo. El muñeco se dio con la cabeza en la alfombra y lanzó un gutural grito de dolor, cerró los ojos y se quedó inmóvil.
Mareada, jadeando y temblando de la cabeza a los pies, Kris se levantó despacio y se apresuró a poner el pie sobre la espalda del muñeco.
-Mamá, papá... ¿Dónde están? -gritó-. ¡Deprisa!
El muñeco alzó la cabeza, gruñó furioso y comenzó a mover violentamente brazos y piernas. Kris apretó el pie sobre su espalda.
-¡Suéltame! -rugió él.
Kris oyó voces arriba.
-¿Mamá? ¿Papá? ¡Aquí abajo!
Sus padres aparecieron en las escaleras con cara de preocupación.
-¡Miren! -exclamó Kris, señalando frenéticamente al muñeco que tenía bajo el pie.
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La noche del muñeco viviente
HorrorLa historia y los personajes pertenecen a R.L Stine, yo sólo comparto su historia con ustedes. Lindy ha encontrado un muñeco al que llama Slappy, y cuando lo maneja se convierte en el centro de atención. Su hermana Kris le tiene envidia, por lo que...