Capítulo 9

19 5 0
                                    

Después de regresar a la fiesta nos quedamos un rato más hablando las tres.

Había momentos en que me sentía un poco cohibida por las muestras de afecto entre ellas.

Hubo un momento en que Kate le susurró algo a Maze que no pude oír, pero al ver el gran sonrojo de mi amiga supe que esa noche no vendría a dormir a nuestra habitación.

Y tenía razón.

En seguida ambas dieron una vaga excusa sobre ir a dar un paseo y desaparecieron.

Yo me volví a la habitación y me pasé la siguiente hora buscando vuelos a Alemania.

Acabé reservando uno para dentro de tres días y me fui a dormir.

***

—Izzy.

Aún adormecida, escuché una voz llamarme, pero la ignoré.

Sentí unas manos agárrame de los hombros y sacudirme.

—¡Isabella Dorothea Mathews, levántate de una vez!

Abrí los ojos y frente a mi estaba Maze lanzándome una dura mirada.

—Sabes que mi segundo nombre no es Dorothea, ¿verdad?

—Me da igual. Levántate.

—Veo que el polvo que te ha dado Kate no te quitó la amargura.

El rostro de Maze se volvió completamente rojo y disfrute verla avergonzada.

De repente, agarró mis sabanas y tiró de ellas.

—Tienes una obsesión con quitarme las sabanas.

—Deja de bromear —. Maze las tiró al suelo y se fue hacia el armario mientras refunfuñaba—. ¿Sabes que hora es?

Estiré el brazo hasta la mesilla de noche para agarrar mi móvil.

—Son las 12:37.

—¡Exacto! ¡Es muy tarde!

Bostecé.

—Estamos de vacaciones. Que más da cuando me levante—dije somnolienta y me acurruqué en la cama.

Maze si giró hacia mi y me miro exasperada.

—¿Te ha olvidado de que habíamos quedado para comer a las 14?

En cuanto dijo eso, me enderecé.

Joder.

Se me había olvidado.

Me levante de la cama rápidamente y corrí al baño a darme la ducha más rápida de mi vida.

Mientras yo me secaba, Maze se encargó de elegirme la ropa.

Me mostró dos outfits:

El primero era un vestido azul claro de mangas largas cuya falda me llegaba a medio muslo.

Era bonito, pero demasiado arreglado para una comida informal.

Al final opté por la segunda opción: unos vaqueros largos blancos que me realzaban el culo (o lo poco que tenía) y un top negro de tirantes anchos y escote cuadrado.

Una vez vestida, me maquillé un poco y me puse unos pendientes y un colgante.

Para cuando termine todavía quedaba un cuarto de hora. Tiempo suficiente para llegar al restaurante, uno que solo era accesibles para los alphas y betas de las distintas manadas, además de sus familias e invitados.

Durante todo el camino estuve disculpándome con Maze por quedarme dormida. No creo que le hubiera dejado una buena impresión al hermano de su mate (que además sería su futuro alpha) que su amiga llegara tarde.

Cuando llegamos ya estaban ahí Kate y Luke sentados en una mesa

—Hola, amor —saludó Maze a la vez que se inclina a darle un beso a su mate—. ¿Llegamos tarde?

Kate esbozó una gran sonrisa.

—Que va. El que llega tarde es mi hermano. Espero que no os importe. Tenía que resolver un asunto de la manada.

—Claró que no.

Los dos, sentadas una al lado de la otra, parecieron sumergirse en su propio mundo, de nuevo, hasta que Luke habló.

—Me alegro de que hayas encontrado a tu mate, Maze. Espero tengáis una vida feliz.

—Gracias —respondió un poco incomoda, aunque con una sonrisa.

Eso pareció aligerar el ambiente, ya que se enfrascaron en una conversación los tres.

Yo me disculpé para ir al baño.

Después de lavarme las manos, aproveché para retocarme el pintalabios.

Eché un vistazo a mi reflejo, asegurándome de verme bien.

Debía admitir que estaba un poco nerviosa. Me sentía un poco extraña teniendo que estar en la comida, ya que se suponía que era un momento familiar. Pero Maze había insistido en que era como su hermana y que debía estar ahí.

Solo esperaba darle una buena impresión al alpha para que me permitiese ir a su manada cuando quisiera visitar a Maze.

Que ya no vayamos a vivir juntas no significa que desaparezca de mi vida.

Una vez lista abrí la puerta del baño para salir, pero un extraño aroma me paralizo.

Olía como una noche en el bosque después de haber llovido. Fresco y liberador.

Este ocupó mis sentidos, sin dejarme pensar en nada más que en una sola cosa:

Mate.

Alfa de roguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora