Capítulo 15

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La sensación de alguien sacudiéndome por los hombros y llamándome me despertó. Observé confundida a Maze que, aun agarrándome, tenía una expresión de pánico.

—¡Isabella, despierta! —volví a escuchar, acompañada de otra sacudida más fuerte.

Parpadeé con fuerza, luchando por abrir los ojos y orientarme en la semi-oscuridad de la habitación. Observé confundida a Maze que, aun agarrándome, tenía una expresión de pánico.

—Hay problemas. Necesitamos levantarnos. Ahora. —su tono era urgente, y la gravedad en su voz me arrancó por completo de mi letargo.

Antes de que pudiera decir nada, me vi interrumpida por el griterío proveniente de afuera.

Maze se separó abruptamente de mí para asomarse por la ventana. Yo la seguí viendo por esta a un montón de gente reunida en el exterior y unos cuantos guardias que les instaban a volver a sus habitaciones.

—Me he despertado poco antes que tu —dijo Maze, con la preocupación tiñendo su voz—. No sé que ha ocurrido pero han aparecido un montón de guardias y luego he recibido una llamada de Kate. Ha dicho que ha ocurrido algo en su manada y que nos quedaramos aquí. Que es peligroso.

—¿Peligroso? ¿No te ha dicho nada más?

Maze negó.

—La he vuelto ha llamar pero no contesta. Tampoco a los mensajes.

Los latidos de mi corazón se aceleraron al darme cuenta de que algo grave estaba sucediendo. En seguida pensé en Killian. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Estaría en peligro?

Me vi consumida por la urgencia de ir a comprobar que estaba pasando, de comprobar que mi mate estuviera bien. Y, al mirar a Maze, pude ver que ella sentía lo mismo.

—Izzy, no creo que sea buena idea. Kate ha dicho que nos salgamos.

—Lo sé. Solo iremos a comprobar que esta pasando y volveremos.

Maze mi miró escéptica.

—Dudo mucho que algún guardia nos diga que esta pasando —afirmó.

—Pues habrá que comprobarlo.

Nos vestimos rápidamente y salimos de nuestra habitación, encontrándonos con el caos que se había desatado en el vestíbulo. La gente iba y venía de sus habitaciones, curiosos de que había pasado.

Nos detuvimos al ver al par de guardias que había en la puerta, vigilando que nadie saliera.

Yo agarré de la mano a Maze y tiré de ella, recodando la salida de emergencia que había en la cafetería del hostal. Cuando llegamos, la abrí un poco, fijandome que no hubiera más guardias.

En cuanto estuve segura de que no había nadie, Maze y yo salimos corriendo hacia el bosque, dirigiéndonos hacia donde la manda Dark Moon se estaba quedando.

De repente, un gritó nos detuvo.

—¡Alto ahí! —ordenó un guardia, mientras se acercaba a nosotras junto a otro, que estaba en su forma lobuna y nos enseñaba los dientes, amenazante.

Los dos se detuvieron frente a nosotras y Maze y yo nos tensamos cuando el guardia que nos grito nos apuntó con un arma.

—¿Qué hacéis aquí? Identificaros.

—Yo soy Isabella Mathews, de la manada White Moon, y ella Mazikeen Duncan, manada Red Wolf —terminé de decir, señalando a Maze.

—¿Qué hacéis aquí? —repitió, en un tono cargado de tensión.

—Mi mate es la beta de la manada Dark Moon —se apresuró a decir Maze—. Íbamos a buscarla.

—Está prohibido acercarse.

—Lo sabemos pero... Estoy preocupada. Se que hemos hecho mal, pero no podía no hacer nada sin saber de ella.

El guardia se nos quedó mirando, aun sin bajar el arma, sin parecer muy convencido de sus palabras. Se giró hacia su compañero, que ya no parecía tan tensos mientras nos vigilaba, y se observaron. Inmediatamente, supe que debían estar hablando por conexión mental y recé porque nos creyeran y nos dejaran ir.

Miré de reojo a Maze, que estaba tensa y temblaba ligeramente. Extendí mi mano para agarra la suya y le di un apretón, tratando de reconfortarla. Me sentí momentáneamente culpable de convencerla de ir a buscar a nuestros mates, aunque sabía que lo deseaba tanto como yo.

Entonces, ambos guardias se volvieron hacia nosotras y, con un gesto, nos indicaron que los siguieramos.

—No os alejeís ni hagaís nada tonto. Veremos si lo que decís es cierto.

Suspiré aliviada. Nos llevaban hacia la manada de rogues.

Seguimos caminando durante bastante tiempo hasta que vislumbramos a un montón de personas reunidas. Algunos eran guardias. Otros iban sin uniforme, por lo que debían ser miembros de la manada.

Cuando nos acercamos lo suficiente, vimos por fin lo que había provocado todo el alboroto. El cuerpo sin vida de un licántropo yacía en el suelo, rodeado de un charco de sangre.

Un escalofrío recorrió mi espalda mientras observaba la escena.

De repente, Killian, que había sido alertado de que Maze y yo estábamos ahí, apareció rápidamente en el lugar. Su expresión era una mezcla de furia y preocupación mientras se acercaba a nosotras.

—Definitivamente, no debimos venir.

Alfa de roguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora