Capítulo 16

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Killian nos alcanzó con pasos largos y rápidos. Sus ojos azules brillaban intensamente en la oscuridad de la noche, reflejando el tumulto de emociones que estaba experimentando.

—Isabella, Maze, ¿qué diablos estáis haciendo aquí? ¡Es peligroso! —exclamó, su voz resonando con autoridad mientras nos miraba con una mezcla de preocupación y regaño.

Me sentí como si me hubieran clavado al suelo con un simple vistazo de su mirada penetrante, pero a la vez, la urgencia de la situación me impulsaba a explicar.

—Killian, lo siento. Estábamos preocupadas por ti y Kate. No pudimos quedarnos quietas sin saber qué estaba pasando —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión en el aire.

Maze asintió en silencio a mi lado, su expresión reflejando la misma determinación y preocupación que la mía.

Killian soltó un suspiro exasperado, pero su mirada se suavizó.

—Entiendo vuestra preocupación, pero debéis entender que es peligroso. Hay fuerzas en juego que aún no comprendemos del todo —explicó, su tono más suave ahora, aunque seguía transmitiendo una sensación de urgencia—. Quedaos junto a mí. No quiero que os alejéis. Aun no sabemos quien ha hecho esto.

Killian se adelantó hacia el grupo de personas que rodeaban el cuerpo sin vida del licántropo, haciendo espacio con un gesto autoritario. Me acerqué a su lado, notando el aroma a sangre que impregnaba el aire y sintiendo cómo mi estómago se retorcía con repulsión.

Maze, por su parte, parecía más perturbado que nunca. Su piel pálida contrastaba con la oscuridad de la noche, y sus ojos azules destellaban con una mezcla de miedo y aprensión.

Intenté reconfortarla, pero Maze respondió con un escueto "Estoy bien",  aunque sus manos temblaban ligeramente.

—¿Alguien vio lo que sucedió? —preguntó Killian, su voz resonando con autoridad.

Un hombre mayor, con el cabello cano y una expresión consternada, levantó tímidamente la mano.

—Yo... Yo estaba en el bar, tomando una copa con mi esposa, cuando escuché unos gruñidos y después... un grito. Corrí hacia aquí y... y lo vi... así —balbuceó, señalando hacia el cuerpo inerte en el suelo.

Killian asintió y, tras hacerle unas preguntas más al testigo, se dispuso a examinar el área con detenimiento. Me mantuve a su lado, observando cada rincón en busca de alguna pista que pudiera arrojar luz sobre lo sucedido.

—Esto parece haber sido obra de un ataque sorpresa —murmuró Killian, inspeccionando las marcas en el cuerpo del licántropo—. No hay signos de lucha previa. Alguien lo emboscó.

Fruncí el ceño, tratando de procesar la información. ¿Quién podría querer hacerle daño a un miembro de nuestra manada? Y lo más importante, ¿por qué?

—¿Crees que pueda ser un acto de los cazadores? —pregunté, recordando los constantes conflictos que habíamos enfrentado con aquellos humanos despiadados.

Killian frunció el ceño, considerando la posibilidad.

—Es una posibilidad, pero no podemos descartar otras opciones. Necesitamos investigar a fondo esto, sin descuidar ninguna pista.

Asentí, aun sin poder asimilar del todo la escena frente a mí.

***

Después de una noche agitada llena de preguntas sin respuesta y preocupación palpable, el Consejo de Alfas convocó a todos los licántropos de todas las manadas a reunirse para discutir los eventos recientes.

Maze y yo nos unimos a la multitud que se dirigía hacia el lugar de la reunión, nuestros pasos pesados con la carga de la incertidumbre. La gente murmuraba entre sí, intercambiando teorías y especulaciones sobre lo que podría haber sucedido y quién podría ser el culpable.

Finalmente, llegamos al punto de encuentro, donde ya se habían reunido Alfas, Betas y miembros destacados de todas las manadas en el escenario donde se había dado el discurso de inicio a "La reunión" apenas unos días atrás.

La tensión en el aire era palpable, como una tormenta a punto de estallar.

El líder del Consejo se puso de pie en el centro del grupo, su mirada seria y severa mientras dirigía la atención de todos hacia él.

—Hermanos y hermanas licántropos —comenzó, su voz resonando con autoridad—. Como sabéis, anoche sufrimos una pérdida terrible. Un licántropo de la manada Silver Night fue asesinado anoche.

Un murmullo de indignación y angustia recorrió la multitud que conformaba dicha manada, reflejando el dolor y la furia que todos sentían en ese momento.

—El Consejo de Alfas ha decidido tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de nuestras manadas y descubrir la verdad detrás de este crimen atroz. Se ha prohibido la salida del territorio hasta nuevo aviso. Todos deben cooperar con las investigaciones y mantener la calma en estos tiempos difíciles —anunció el Alfa, su voz firme y determinada.

La noticia provocó murmullos de desaprobación entre la multitud, pero nadie se atrevió a desafiar la autoridad del Consejo de Alfas en un momento como este.

Una vez terminó su discurso, la multitud se dispersó, aunque la tensión seguía flotando en el aire como una nube oscura. La mirada de desconfianza se dirigía hacia la manada de rogues, cuyos miembros estaban siendo señalados como los principales sospechosos del crimen debido a su reputación y proximidad al lugar del asesinato.

Miré angustiada hacia el escenario, de donde se estaban bajando los alfas y beta. Mis ojos choraron con los de Killian. En la superficie, se le veía serio e impasible, sin ninguna emoción a la vista. Pero sabía que esa no era la realidad.

Podía sentir su angustia en mí. Quizá era algo que el vinculo entre nosotros provocaba. Pero era real y necesitaba aliviarlo, consolarlo.

Sin pensarlo mucho más, comencé a caminar hacia él.

Alfa de roguesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora