Pzzt... Pzzt... Pzzt...
A pesar de que la alarma seguía sonando, la ignoré. Estaba demasiado cansada y la idea de levantarme no me agradaba demasiado.
Pero entonces esta se apagó y sentí cómo alguien me arrebataba las sabanas con las que me cubría.
—¡Izzy, la alarma lleva sonando una eternidad! ¿Tanto te cuesta apagarla por ti misma?
Apenas abrí mis pesados ojos para mirarla molesta.
—Devuélveme las sábanas, Maze.
—No. Deja de ser una vaga de mierda y levanta el culo que el viaje es muy largo y hay que salir ya —ordenó, mientras salía de mi cuarto con las sabanas en sus manos.
Cabrona.
Hice lo que me dijo y me arrastre hasta el baño para darme una ducha.
El agua fría cayó por mi cuerpo espabilandome.
Al terminar, regresé a mi cuarto para cambiarme y terminar de revisar mi maleta y todo lo que necesitaría en mi viaje.
Actuaba como en piloto automático, totalmente desilusionada por el viaje que íbamos ha hacer.
Mi mejor amiga Mazikeen, o como yo la llamaba, Maze, y yo teníamos que viajar a Estados Unidos, nuestro país de origen, para asistir a "la reunión".
Este era un evento que cada 10 año se celebraba en diferentes partes del mundo donde los licántropos podían encontrar a su mate, puesto que van personas de todos los lugares y manadas.
Este no iba a ser el primer año que iría. He asistido a la reunión desde que me transformé por primera vez a los 16 años.
A mis 123 años aún seguía sin compañero, lo que era muy inusual, puesto que la mayoría de los licántropos no pasaban de los 30 sin encontrar a su mate.
Solo recordarlo era doloroso. Año tras año veía a licántropos de distintas manadas del mundo asistir a la reunión como yo y encontrar a su pareja predestinada, mientras que yo no.
Los primeros años fueron emocionantes. Creía q ahí encontraría a mi compañero, la persona que estaría a mi lado por el resto de nuestras vidas, y en cambio tenía que regresar a casa decepcionada y dolida por que eso no había ocurrido.
Después de cumplir 30 años, me había desilusionado en la búsqueda de mi mate y había decidido marcharme del país junto con Maze, que tampoco había encontrado a su mate.
Íbamos cambiando de lugar cada cierto tiempo, para que los humanos no se dieran cuenta de que no envejecíamos.
Hasta que hace 10 años decidimos establecernos en Alemania y entrar a la universidad. Ambas queríamos establecernos en un lugar y crearnos un hogar lejos de nuestras manadas. No podíamos permanecer ahí, con todas las miradas de lastima y los cuchicheos sobre cómo nos habíamos quedado "solteronas".
Las dos estudiamos lo mismo, diseño gráfico, y tras terminar la carrera decidimos crear una pequeña empresa entre las dos en el que nos hacemos cargo de trabajos de diseño de tiendas, autores que autopublican, anuncios de publicidad, etc.
Habíamos prosperado bien y nos daba para vivir de lo que nos gustaba y poder trabajar desde casa siendo nuestras propias jefas. Y, sobretodo, nos ayudaba a poder trabajar sin que los humanos se dieran cuenta que no envejecíamos como ellos.
Tener a Maze conmigo había aliviado una poco mi tristeza y nos apoyábamos la una a la otra.
Quizá era un poco masoquista por nuestra parte volver a asistir a la reunión, pero las dos manteníamos la esperanza, quizá este iba a ser nuestro año.
Sin embargo, toda clase de pensamientos deprimentes seguían pasando por mi mente. Quizá él aún no había nacido o nunca había asistido a la reunión, lo que era poco probable puesto que era una gran oportunidad para encontrar a tu mate. O... podría estar muerto.
Ese último pensamiento me provocó un escalofrío.
Dispuesta a ignorar esa inquietante sensación, cogí las maletas y fui a dejarlas al coche, donde Maze ya me esperaba.

ESTÁS LEYENDO
Alfa de rogues
WerewolfIzzy asiste junto a su amiga Maze a "la reunión", un evento que solo ocurre cada 10 años donde los licántropos de todo el mundo pueden encontrar a su mate. Sin embargo, Izzy y Maze ya han perdido la esperanza de encontrar a su pareja predestinada, p...