Mis ojos se perdieron por completo.
Era alto. Debía medir casi 1,90.
Era evidente que se ejercitaba a menudo, con sus brazos robustos y marcados y sus piernas esbeltas adheridas al pantalón de traje que llevaba.
Gracias a que tenía subidas las mangas de su camisa blanca, podía ver que en la parte inferior de sus brazos había tatuajes que ascendían hasta perderse en la camisa. Pude vislumbrar como también estaba tatuado en el pecho.
Por un momento me imaginé como la tinta recorría su hombro hasta fundirse en su pecho.
Todo en él era impresionante.
Entonces, alcé mi mirada para detallar su rostro.
Su nariz era recta de una forma masculina. Sus labios de un ligero color carmín y algo carnosos, acompañada por una mandíbula marcada y masculina que hacía su boca lucir impresionante.
Pensar que esos labios habían besado los míos removió algo dentro de mí.
Me dieron ganas de pasar mi mano por su cabello negro desordenado.
Entonces, mis ojos se clavaron en los suyos. Eran intensamente llamativos, como dos piedras preciosas donde se fundían diferentes tonalidades de azul entre sí.
Atractivo. Definitivamente atractivo.
Vi como su boca se inclinaba en una sonrisa seductora.
—¿Ves algo que te gusta? —preguntó.
Aparté mi mirada rápidamente, avergonzada.
Sin darme cuenta me había quedado mirándole demasiado fijamente.
Llevé mi mano a mi rostro, sintiendo como este se calentaba al formarse un gran sonrojo.
Mi mate volvió a acercarse a mí en cortos pasos mientras rodeaba mi cintura con uno de sus brazos y con su mano libré llevaba la mía a su boca.
Dejó un lijero beso en ella, provocando una palpitación en mi intimidad.
Junté mis piernas y presioné disimuladamente, tratando de calmar mi necesidad.
De repente, noté como mi mate aspiraba profundamente.
Sin antes no estaba lo suficientemente avergonzada, ahora quería que el suelo me tragará.
Podía oler mi excitación. No había forma de que ocultara lo que él me hacía sentir.
Pero no lo señaló.
En cambio, sus dos manos agarraron mis caderas y me acercaron a él. Podía sentirlo duro contra mí.
—¿Cómo te llamas?
Su voz se había vuelto más baja y ronca.
Traté de recuperar la compostura.
—Soy Isabella. ¿Y Tú?
—Killian.
Dios. Hasta su nombre es sexi.
—Killian —repetí, disfrutando de como sonaba en mis labios—. La verdad es que debo irme ahora —solté, recordando a las personas que me esperaban.
Su expresión se volvió sería de repente. No pareció gustarle lo que dije.
—No puedes alejarte de mí —ordenó, reafirmando su agarre en mí.
En otras circunstancias me habría molestado que me dieran ordenes, pero su repentina posesividad me gustó más de lo que podía admitirme a mi misma.
—No me refería a irme lejos de tí —aseguré, mientras pasaba mis manos por su pecho hasta rodear su cuello—. Tengo un compromiso.
—¿No prefieres cancelarlo y quedarte conmigo?
Sus labios rozaron los míos, tentándome.
Me mantuve fuerte y giré la cabeza. Sabía que si me besaba no podría resistirme.
—Lo siento, pero es importante. Mi amiga Maze va a conocer al hermano de su mate y quiere que este con ella.
Creí que volvería a intentar convencerme de que me quedara con él, pero se quedó en silencio. Parecía estar pensando en algo.
—¿La mate de tu amiga se llama Katherine?
Eso me sorprendió. ¿Quizás era un conocido de Kate?
— Eh, sí. ¿La conoces?
—Pues sí —respondió, mostrando nuevamente su sonrisa—. Soy su hermano.
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Alfa de rogues
WerewolfIzzy asiste junto a su amiga Maze a "la reunión", un evento que solo ocurre cada 10 años donde los licántropos de todo el mundo pueden encontrar a su mate. Sin embargo, Izzy y Maze ya han perdido la esperanza de encontrar a su pareja predestinada, p...