Bud III

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La respiración era débil y entrecortada.

De la herida abierta manaba la sangre viscosa y caliente.

Los dedos se introdujeron a través del corte perfecto recién hecho, revolviendo un poco las vísceras.

El cuerpo hizo un estertor involuntario originado por el dolor que esos movimientos le causaban.

La mano blanca salió finalmente, escurriendo el rojo fluido.

Bud de inmediato pensó en la carne animal que regularmente cortaba y desollaba para después venderla en la aldea.

Al final, todo se trataba de eso, de cuerpos y sacrificios. 

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