sunoo the second

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"Sunoo." La estudiante susurró en el oído de su lindo 'noviecito' nuestras él hacia su tarea en la biblioteca después de clases, ir en una academia privada era lo más exquisito en Corea, aún más por las horas extra que uno podía pasar simplemente vagando por ahí haciendo la tarea en la gigantesca biblioteca de luces amarillentas y candelabros de cristal.

El campus de afuera podía verse desde las altas y enormes paredes de vidrio que daban hacia el patio y las máquinas expendedoras, a lo lejos los dormitorios privados.

"¿Si, noona-yah?" Sunoo preguntó mirándole por encima de su hombro, aún comiéndose la cabeza por terminar esas ecuaciones que daba su noona en clases, incluso si eran muy avanzadas para él.

Después de dos meses juntos, sin formalizar nada, Sunoo había comenzado a sentirse a gusto con la estudiante. "Separa tus piernas." Ella ordenó suavemente, besando el lóbulo de su oído de manera juguetona mientras él descansaba en su regazo.

"P-pero noona..." Él carraspeó en un susurro, sin embargo, él abrió sus piernas para ella, quien comenzó a apretar y amasar su bulto por encima de sus pantalones del uniforme.

"Shh, quiero ver como te corres en esos bonitos pantalones." Ella susurró mientras bajaba su cremallera, yendo de lleno a por el pene semi-erecto del pelinegro, acariciando la puntita mientras Sunoo cubría su boca con su mano.

La bibliotecaria aún daba vueltas por allí, y eso no mejoraba la paranoia del pobre estudiante masturbado. "Noona... m-más." Él pidió suavemente mientras llevaba una de las manos de su novia hacia sus pezones erectos debajo de su camisa.

Ella hizo círculos en sus lindos botones, a la vez que sentía como la uretra de su chico comenzaba a desprender líquido pre-seminal y sus gemidos se convertían en una mezcla de sollozos y grititos silenciosos y agudos.

"Así noona, así, ahg... mhm." La suave vocecita del pelinegro podía oírse en su oído, mientras se agarraba de los antebrazos de su noona para evadir el sentimiento eminente de placer que sentía al tan solo ser estimulado en la puntita.

"M-mami, owh, m-mami, oh cielos..." fue lo último que Sunoo pronunció liberando toda su carga justo dentro de sus pantalones, empapando el área de la entrepierna mientras apretaba los ojos y mordía su labio inferior con fuerza y devoción.

En toda su vida, su pobre pene nunca había sido tocado tantas veces en una semana. Y a decir verdad, Sunoo agradecía que eso fuese así. "Te adoro, dulzura." Ella susurró besando el hombro de Sunoo mientras él se removía gustoso encima del regazo de su chica, ronroneando como un gatito después de haberse corrido.

"Yo te amo, noona." Él susurró con los ojos cerrados, sus cachetes rosa furioso debido al temor de ser rechazado. Pero la emoción que invadió el cuerpo de la mayor... fue una intuición, no podía rechazar a ese angelito.

"Te amo." Ella susurró besando sus cachetes, abrazándolo por detrás mientras acomodaba su polla dentro de su pantalón de nuevo. "Lamento el pasado, prometo cuidarte... y no volver a hacer algo así jamás." Ella confesó sinceramente, sabiendo que el cambio mental debía ser inminente en ella y esa pandilla de tontas que tenía.

El dulce muchacho solo se acurrucó en sus brazos mientras ronroneaba como un minino perezoso en señal de que finalmente, se sentía protegido y amado.

𝗢𝗛, 𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora