Capitulo 33

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-Lo siento tanto...- Aquellas palabras había salido de mi garganta arrasando como el fuego.

-No sientas nada pequeña.- Este abrió los ojos inundados en sangre.

Mi pecho se contrajo y las lágrimas mojaron la piel de mi rostro; grité, no me contuve, grité hasta que mi pulmones se quedaron sin aire.

-A veces hay que hacer lo que esta mal porque es lo correcto, aunque no sea lo que queremos...- Dejé caer mi cabeza, enterrándola en la calidez de mi pecho.

-No quería Liam, no debías acabar así...- No lo estaba viendo pero sabía que una sonrisa se había formado en sus labios.

-Soy un monstruo Aria... y los monstruos no tiene finales felices, no si tiene las manos manchadas de sangre como las tengo yo...- En ese momento una de sus manos se posó en mi mentón levantándolo y haciendo que lo mirara.

Aún estando acabado y sabiendo que su fin estaba cerca a manos de la persona a la que amaba, sonreía al mirarme.

-Te amo Aria, como jamás he amado a una persona, por favor no lo olvides.- Las sirenas de la policía se escucharon y las luces de los coches iluminaban a su paso el pasillo donde nos encontrábamos.

Mis oídos zumbaban a un ritmo lento pero lo suficientemente fuerte para no poder escuchar la puerta, que había sido echada abajo por los policías o a Hades, que apenas podía mantenerse en pie pero aún así, intentó acercarse a mi.

Sentía a los policías a mi alrededor y el ajetreo que se había formado,  pero mis ojos no se habían separados de los de Liam que poco a poco perdieron la luz que un día tuvieron.
Su mano, aún caliente sujetaba la mía ahora sin fuerzas.
Mi vida acababa de detenerse en el mismo instante que aquellos ojos azules me miraron por última vez, que era ahora...

¿Una chica asustada?
¿Una chica que no tuvo otra opción?
¿Una asesina?

Asesina...
Que debía hacer, mis manos estaban manchadas de sangre...

-¿Me escucha? ¿Señorita? ¿Aria?- La luz de una linterna me deslumbró.

Estaba desorientada, perdida .
Miré a mi alrededor viendo que me encontraba en la habitación de una hospital, recostada en una cama cálida y sin rastro de sangre.

-Liam...- No había dejado de pensar en él, en su cuerpo temblando al verme sujetar aquel cuchillo entre mis manos.

-No puedo darte información...- No dejé que la enfermera terminara de hablar, agarré la vía que tenia en mi brazo y  tiré de ella.

La enfermera trato de calmarme pero dejó de intentarlo cuando bajé de la cama y a golpes la aparté.
Me sentí mal por comportarme de esta manera pero necesitaba verlo, sentir su calidez...
El pitido de alerta me decía que tenia poco tiempo antes de que llegaran mas enfermeras y apartando a la mujer que tenia delante, abrí la puerta y me lancé a los pasillos de aquel hospital sin saber donde lo encontraría.

Corrí, cayéndome varias veces en el camino, viendo en cada esquina como todos allí se sorprendía al ver a una chica en camisón corriendo desorientada.
Perdí de vista a cualquier persona al llegar a un pasillo iluminado por apenas una luz tenue; mi vista estaba borrosa por la adrenalina y mi cuerpo apenas lograba mantenerse de pie, levante mi cabeza buscando algún cartel que me dijera donde estaba hasta que vi lo que estaba buscando.

Mi respiración se corto pero tenia que hacerlo, caminé y aparté las puerta de aquella sala donde el único corazón que latía era el mio.
La sabana blanca cubría un cuerpo inerte en mitad de una sala llena de muebles metálicos.

-¿Y ahora que...?- Levanté la sábana sabiendo donde encontraría su mano y la agarré.

Algunas lágrimas había buscado la manera de salir, caían sobre mi rostro pero ya no sentía ni su humedad ni el calor que una vez me dieron.

-Ahora queda seguir.-

-¿Cómo lo haré?¿Cómo puedo seguir mi vida si todo esta derrumbado?-

-Haciéndolo pequeña, levantándote cada día con una sonrisa, como la que siempre observaba en ti en la distancia.-

-No puedo, no ahora...que...- El llanto no me dejó continuar, mi cuerpo se hacia un ovillo encima de su cuerpo buscando consuelo.

-Ahora que te he quitado todo...-

-Ahora que tu muerte esta en mi conciencia Liam, tu no estas aquí de verdad, no estas hablando conmigo...

-¿Quién afirma que es real y que no? Estoy justo a tu lado....- Los pasos a mi espalda que se escuchaban lejanos pararon al llegar a mi lado. -Justo aquí...-

En mi hombro, una mano; tan real como la misma vida, me acariciaba apartando mi pelo en el camino.

-Mírame.- Y eso hice, quizás pensado que no estaría allí, a mi lado, con sus ojos azules y su pelo azabache.

Pero si estaba.
Su pelo ondulado y con brillo al igual que aquellos tatuajes que cubrían sus brazos; su característica ropa en diversos colores y su gran sonrisa dejando ver sus dientes resplandecientes.

-Lo ves, nunca falto a mi palabra, y si mal no recuerdo juré estar siempre a tu lado.- Sus manos acunaron mi rostro haciendo que cerrara los ojos y me dejara llevar por él.

-¿Estas aquí a mi lado?-

-Ahora y siempre Aria, ahora y toda la eternidad...- Su cuerpo rodeó el mio y cuando sus labios presionaron los míos suavemente supe que me había perdido para siempre.

10 años después...

El teléfono no había parado de sonar en todo él trayecto de la clínica a mi casa.
La operación de urgencia a aquel caballo tan importante para el hipódromo más reconocido de la zona, había durado aproximadamente unas 12 horas debido a la gran rotura en una de sus paras. Sabia que no volvería a competir pero era un buen semental, y gracias a esta operación tendrá una buena vida apartando de las competiciones y drogas.
Agarré mi movil descolgando llamada tras llamada, todo mi equipo y compañero de trabajo me felicitaban no solo por la operación sino por el buen prestigio que estaba ganando mi clínica.
Después de media hora donde forcé una voz alegre y para nada cansada, colgué la que seria la última llamada ya que seguido apagué mi móvil.

No faltaba mucho para llegar a mi casa, estaba algo apartada de la nueva ciudad donde me mude hace varios años al acabar la carrera.
Es bastante lujosa, no por mi, yo siempre he preferido las cosas sencillas y de estilo rústico, pero no podemos decir que no me gusto la sorpresa cuando Hades me trajo aquí por nuestro aniversario.

Después de aquella noche donde mi vida terminó Hades se volvió un pilar en mi vida, me ayudó en todo cuanto pudo y más.
Con mi madre, con quien mantengo una relación mucho mejor que la teníamos antes, dejando temas y dolores del pasado en el pasado.
Con los que eran mis compañeros y amigos que me sirvieron de gran apoyó y con quien a día de hoy comparto trabajo y aficiones.

Con él tiempo Hades se ganó mi amor y cuando tuvo que irse por trabajo unos mese, me di cuenta de todo lo que había causado y curado en mi; cuando volvió empezamos nuestra relación y a los dos años me propuso matrimonio.

LIAM  - "¿Aún querrás conocerme?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora