- Dos -

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Leo observaba cómo arreglaban a Bella desde el sillón blanco de una plaza

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Leo observaba cómo arreglaban a Bella desde el sillón blanco de una plaza. Ya traía su vestido para la ceremonia el cual consistía en un vestido de dos piezas: la parte de arriba era un top negro que llegaba hasta las costillas con un cuello de halter que dejaba al descubierto los brazos pero la parte de atrás tenía un bordado de encaje de flores que dejaba a la vista la gran cicatriz en la espalda, después, una falda que era larga que ocultaba su ombligo de un color degradado de negro a morado oscuro. Los zapatos de tacon los tenía por ahí tirados, y como se mencionó, estaba sentada con las piernas arriba en el respaldo del brazo.

Sus ojos grises seguían con cuidado los movimientos de las vampiras que siguen alistando a la novia. La puerta sonó alarmandola pero cuando vio que era su hermano que entraba con un traje negro y camisa morada a juego con el degradado de su falda se quedó asombrada. Tenía el cabello peinado hacia atrás y juraría por ella misma que parecía un joven adinerado o de la mafia por el aura que transmitía de rudeza pero elegancia a la vez, depende de la imaginación de alguna no?

-Diablos Isaac - hablo Rosalie igual de sorprendida - Vas acaparar a los novios si sales de ese modo.

-Tu crees? - le vio sorprendido y algo apenado - Me cambio si hace falta.

-Ni se te ocurra! - gritaron ambas mujeres.

Leo se quedó con los ojos bien abiertos mirándolas. Bella estaba sonrojada y las otras dos parecían avergonzadas, y ni hablar de Isaac, parecía puro tomate en esos momentos.

-Por mala suerte de ustedes es mi acompañante, se mira pero no sé toca nenas - se mofó Leo haciendo avergonzar más a todos.

Procedió a levantarse en el mismo tiempo que se alisaba la falda y caminaba hacia los tacones negros para colocárselos pero justo que levantó la cabeza se quedó quieta atrapando a Isaac mirándola con sorpresa y una Alice a su lado con una cara de orgullo.

-Qué?

-Qué diablos hiciste con mi hermana? - preguntó con el ceño fruncido pero sonriendo ligeramente.

Leo estaba irreconocible: su cabello ondulado caía como cascada atrás de su espalda y su maquillaje la hacía ver más madura de lo que aparentaba. Sus ojeras habían desaparecido por el maquillaje dejándole resaltar más sus ojos grises con el denileado negro y sombra oscura violeta haciendo juego con su vestido. Lo sería si no fuera por la gasa que tenía en su brazo izquierdo ocultando aún el mordisco que no se cerraba del todo.

-Mi segunda mejor obra - dijo orgullosa Alice - Ahora os acompaño chicos.

Isaac asintió con la cabeza. Ofreció el brazo a Leo y ella aceptó y antes de irse ambos dieron suerte a la morena que parecía un flan de la emoción. Mientras esperaban en silencio se mentalizaban en el momento que iban a dar su "gran" entrada con sus destinados.

Alice salió unos segundos después y agarrando el brazo de Isaac cómo Leo, los guió con una enorme sonrisa. En lo que iba a ser el altar, los asientos ya se iban llenando poco a poco. Leo ponía la mejor cara neutra que podía mirando fijamente hacia delante como Isaac, el cual no podía evitar poner una expresión dura en sus ojos como su mandíbula, la cual estaba tensa al tener tantos olores a la vez: humanos, vampiros, lobos y... Sus ojos azules oscuros se movieron rápidamente sin pestañear, fijando la mirada en una cabellera corta negra de espaldas. Su espalda como hombros y brazos estaban al descubierto luciendo su hermosa silueta un vestido beige liso y de seda que resaltaba la piel acaramelada. Su corazón dio un vuelco cuando Leah giro ligeramente el rostro. Su estómago parecía un maldito zoológico.

Inmune: Chaman | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora