- Treinta -

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Jacob caminaba despacio por los pasillos que guiaban hasta la habitación de su novia. Estaba agotado, cansado y preocupado. No sabía cómo convencerla para que se viniera al menos un día con ella a su casa, como había acordado con su cuñado mayor. De los tres, sabían que el podía sonsacarle las cosas a Leo de manera relajada, o eso creían.

Alzó la mano para poder picar su puerta pero se detuvo al segundo al escuchar una voz dentro de su propia cabeza.

Esa gente es más lista de lo que pensaba. Que vas hacer?

Jacob cerró un ojo a causa de un cosquilleo que presento. Se sostuvo la frente con una mano con el intento de no hacer ruido pero lo que le descoloco más fue la respuesta de su novia

-Dame tiempo, podré convencerles de algún modo - hablo Leo de manera flojita.

No dudo en abrir la puerta de par en par. Leo estaba sentada sobre la cama con Lyall a su lado igual tumbado pero con las orejas en su dirección y una mirada inquietante.

-Jacob? Estás bien?

-Con quien hablabas? - preguntó de repente entrando en la habitación y cerrando tras de sí mientras inspeccionaba la habitación la mirada y el olfato.

Fue a grandes zancadas hasta el armario abriendo sus puertas de par. No había nadie escondido ahí. Se giró tras sus talones para levantar un poco la manta de la cama y mirar bajo la cama. ¿Lo habré imaginado?, pensó.

Me escucho?, Jacob levantó la cabeza con sorpresa mirando a su novia como al perro, que lo observaban con intriga.

-De nuevo! Enserio no lo escuchas?

-Escuchar el qué, exactamente? - Leo se fue levantando de la cama despacio sin quitar la mirada encima de su novio, caminando despacio hasta la puerta.

Jacob se levantó del suelo observando sus movimientos, acariciaba la puerta donde un extraño símbolo brillo tras la madera dejándolo aún más desconcertado.

-Una…una voz - hablo balbuceando llevándose un dedo en la cabeza - Es una voz que pica dentro.

Leo miró en dirección a Lyall. Ella le pasó algo parecido.

-Porque mejor no te sientas? - propuso Leo mientras caminaba hacia él pero Jacob se adelantó caminando hacia ella para ayudarla a sentarla en la cama, de ahí se sentó a su lado tomando de sus manos con fuerza - Estás bien?

-No - respondió sin rodeos.

-Si es por haberte preocupado, yo…

-No quiero que te disculpes - la miró a los ojos seriamente y ella cerró la boca mientras asentía con la cabeza -. No fue tu culpa. Tuve que haber sido más listo y cuidarte mejor…

-Tampoco fue tu culpa Jake.

En eso estoy a favor, si quieren cuidarte tienen que ser más precavidos y más listos que tu, Leo miró a su amigo canino de mala gana y Jacob, al ver esa reacción miró con terror hacia el perro el cual lo miraba con esos ojos inteligentes.

Inmune: Chaman | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora