Capítulo 12

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Presente.


El regreso fue acompañado de una leve llovizna mientras uno a uno cantaba alguna canción. Yo lo único que tenía en mente era darme una ducha con agua caliente y beber una botella de vino. Mis cambios físicos eran notables entre los demás, mi cabello ahora es más rizado más alla de las puntas y tengo unos pequeño cabellos de bebe que se rizan haciendo difícil poder domarlos.

«Los odio.»

Pensé que perdería un poco de peso, pero fue al revés. Según Pablo gane músculo y según yo hasta no verme en un espejo estoy gorda. Incluso tengo un poco marcado el abdomen y nada más por ese resultado volvería hacer un poco esta travesía. Atrás quedaron las horas de yoga y gimnasio cuando por uno o dos meses en la sabana podría obtener mejor cuerpo al aceptar cada maldito reto entre los vaqueros.

Tan solo quedaba minutos de viaje y estaríamos de nuevo en casa. Llegaríamos justo al anochecer listo para comer y descansar. Creo que podría dormir por días y estaría como nueva. Sin saber la fecha aún tengo la certeza que el cumpleaños de Marley ya paso. Tan solo espero que Anielle se haya encargado de hacerle algo, o juro que la torturare por haber dejado pasar algo tan importante.

Entonces la casa está a la vista y puedo respirar de nuevo. Al llegar a los establos dejamos los caballos para que otros chicos se encarguen de ellos. Busco a Pablo entre la multitud saltando sobre él gritando porque lo logre. No es necesario decirle un te lo dije y tampoco que yo siempre tengo la razón. Me despido de todos los presente con algún que otro abrazo de ciertas personas que hicieron mis días.

Corro directo a casa evadiendo a algunos niños que van con su padres, mi vista se dirige a la pequeña casa y las luces se encuentran apagadas cosa que es raro. Pero después pensare en ello. Al llegar al frente de la casa distingo el auto por lo que sé que él ya se encuentra aquí. Corro hacia el otro lado derrapando el suelo cuando veo a Cruz interceptando mi camino.

― Arregla la maleta que iras por Marley ―le sonrió mientras mi cuerpo vibra de emoción ― Maldición, me matara al verme pero amara esto Cruz.

Veo como un grupo de vaqueros pasa por nuestro lado sonriéndome y más de alguno me guiña el ojo pero fue bueno convivir con ellos, claro que ahora ya sé cuál es mi lugar en este lugar. No quita la emoción de que logre otra travesía pero eso se los dejo a los que saben. Pero siempre hay que probar cosas nuevas y estoy encontrado mi lugar de nuevo. Estoy aprendiendo a amar aquí de nuevo.

― Puedes inventarle que estoy enferma o algo, si no desea venir. Incluso puedes decirle que puede traer a la odiosa de Isabella si lo desea. Prepare el avión para que todo es listo...

― Señorita Taylor ―interrumpe y se mira tenso, y tal vez mala idea usar esas técnicas con ella.

― ¿Crees que es mala idea traerla de esa forma?

― Su padre la espera dentro de la casa.

― ¿Sigue aquí? ―refuto con las manos en la cintura escuchando ya el sermón que me dará.

― Solo dijo que espera su presencia al momento en que volviera.

― Dios ―refuto viendo el cielo para volver a verlo sonriéndole ― Arreglare eso, mientras tu preparas tu cosas.

Al entrar a la casa todo está en completo silencio. Paso por la sala y no hay ningún alma. Recorro los pasillos que me llevan a la habitación de mi abuela, pero se encuentra vacía lo cual es raro ya que sería la primera en salir a recibirme. Ni siquiera escucho los alaridos de Jess ante la llegada de su madre de nuevo. Camino hacia mi habitación para buscar mi celular y darme una ducha antes de buscar al ogro. Entonces una sombra aparece frente a mí y sonrió al verla de nuevo.

Dejame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora