Capítulo 26

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La vista a la distancia de la casa me hace ver porque es una de las personas con mayor poder adquisitivo. Es una hacienda un poco más grande que la de mi familia. Pero tal vez se deba a la cantidad de personas que posee bajo su cargo. Al aterrizar nos esperan tres todoterrenos. Volteo a ver a Cruz que señala el segundo auto, levanto los hombros caminando hacía mi transporte.

Cuando todos se han subido a algún auto, partimos hacia la hacienda que está a unos metros. Cualquier persona tendría un helipuerto cerca, pero esta será la excepción tal vez. Mientras nos acercamos se hace visible la construcción. La detallo y puedo corroborar que incluso ella misma estuvo a cargo de la renovación de dicha vivienda.

― Una hacienda modesta ―suelta mi madre lo que me hace voltear a verla y suelto a reír.

― Una hacienda de todo, menos sencilla. Sabes que los Black lo último que transmiten es humildad.

Le guiño un ojo, le auto se detiene y bajo sin esperar a nadie. Incluso la maldita hacienda tiene personalidad. Subo las tres gradas para ver a un señor, detallo su vestimenta, pantalones, camisa blanca, botas y un sombrero. Un hombre de campo después de todo.

― Señorita McLean ―estira su mano, y la estrecho con fuerza sonriendo.

«Me agrada.»

― Así es, ¿Con quién tengo el gusto?

― Soy el capataz de la hacienda, Fernando Arango.

Se aleja, por el rabillo observo a Cruz acercarse. Se dan las presentaciones mientras veo a mi madre observando los alrededores. Arremango las mangas de la camisa siguiendo a los dos hombres. Observo cada detalle del lugar, y puedo decir que es demasiado hermoso. Cada habitación tiene la suficiente iluminación natural que hace que este si sea un lugar que Anielle le guste demasiado.

Mientras caminamos por los pasillos del lugar, que es lo suficiente amplio veo a niños a los lejos correr divirtiéndose. Algunos jóvenes corren detrás de ellos, lo que me hace ver que este lugar tal vez sea más que solo una hacienda. Algunos de los vaqueros se distinguen a los lejos montados en sus respectivos caballos.

― ¿Dónde se encuentran las caballerizas? ―ambos voltean a verme y solo uno me sonríe.

― A unos cuantos metros de aquí señorita, cuando se instale, y si lo desea, puedo yo misma enseñarle el lugar, o enviar a mí hijo.

― Me parece perfecto eso, ¿Mañana tal vez? ―asiente y seguimos nuestro recorrido.

Llegamos a lo que sería el centro de la hacienda, y un enorme jardín da una vista muy hermosa. Al parecer es más grande de lo que previne. Subimos al segundo nivel que tiene amplios pasillos con vista al jardín. Distingo una puerta doble que debe de dar a la parte trasera tal vez. Nos detenemos frente a una puerta doble. Al abrirlas, la vista es magnífica.

Veo pinturas que van acorde al lugar, el techo es lo suficiente alto para ver como un candelabro cuelga del centro. En la pared del fondo, hay una chimenea justo en el centro. Hay ventanales lo suficiente grandes que dan una vista magnifica. Distingo las caballerizas y aun a la distancia observo algunos ejemplares.

― ¿A dónde los llevan? ―señalo.

― Se preparan esos ejemplares para una carrera que habrá pronto. A la señorita Black le agrada que sus caballos estén en buena forma siempre ―siento un nudo en el centro de mi pecho ante su mención ― Mañana podrá ver a los ejemplares que han traído trofeos a la hacienda.

Asiento, y me deja pensando que hay un camino para llegar a este lugar. Las camionetas que nos esperaban tal vez era nuestro transporte. Entonces porque venir en helicóptero. Todo es demasiado confuso, es como si fuera mi karma al mentirle a mi padre. Veo a Cruz observando el lugar con escrutinio.

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