Capítulo 13

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2016, Agosto


La pequeña radio con antena que tal vez existen solo en museos cuelga del colgador de madera cerca de la puerta. Bueno tal vez exagero pero en este lugar siempre se debe de encontrar algo antiguo. Mi vista regresa a lo que me pidió que hiciera pero no deseo ensuciar mis manos. Ya he batido la mezcla del centro y he ido incorporando poco a poco los bordes de la harina pero llegue a punto muerto.

― ¿Por qué haremos esto? ―quita la atención de la salsa que hará para ver que he hecho nada.

― Tienes hambre y no hay nada de comer aquí, además me comentaste que te gusta la pasta y tienes la suerte que yo puedo cocinar ―se limpia las manos con una servilleta acercándose ― Vamos, debes de usar las manos ya que será imposible hacerlo con el tenedor.

― Me voy a ensuciar los dedos Emm ―le hago una cara ― ¿Por qué no llamo a Rosa para que te ayude?

«Eso es una gran idea.»

― Claro que no, ahora hazlo o te quedas con hambre.

Dejo el tenedor a un lado y siento que me enfrentare a mi mayor adversario. Se cocinar porque de tengo que sobrevivir por mi cuenta. Pero porque hacer pasta desde cero cuanto es tan fácil hervir agua y echarle la que ya está hecha. Pero le dije eso y me dedico la peor cara de horror. Así que ahora estamos haciendo pasta desde cero. Solo faltaba que me pusiera a cultivar el trigo para hacer la harina y eso nos llevaría más tiempo.

― Esta bien, lo hare yo.

― No.

Siento la sensación de algo frio en la punta de mis dedos y cierro mis ojos por inercia escuchando su risa. Pienso en algo lindo y aparece ella en mi mente lo que me hace sonreír. Abro mis ojos al sentir otro par de manos junto a las mías. Hago espacio para dejarla situarse entre mi cuerpo y la mesa.

― Debes de hacerlo con fuerza y consistencia para incorporar todo los ingredientes evitando dejar grúmulos. Solo debes tener paciencia.

Hago lo que me dice durante algunos minutos hasta que confía en mí para dejarme haciéndolo sola. Sigo amasando pero la masa no hay forma de que tome la forma que ella dijo que haría. Me da más harina al ver que está un poco pegajosa, uso la parta baja de la palma de mis manos hasta sentir como empieza un leve dolor en el musculo de mis brazos.

Cuando empieza a volverse lisa y elástica casi como plastilina Emm verifica que está bien para guardarla luego de envolverla para evitar que se seque. Entonces veo que ella también hizo otra porción de masa un poco más grande. Sintiéndome un poco experta con el nuevo de don de preparar masas, la hago a un lado ignorando la risa de burla. Mientras la radio emite alguna canción que en mi vida he escuchado seguimos nuestra travesía.

Durante casi una hora o más, no lo sé fui atenta a sus instrucciones para hacer todo de una manera correcta. Moría de hambre y estaba segura que solo una porción de pasta no me llenaría. Cuando por fin todo estuvo listo y la mesa era un desastre de harina después de hacer los fideos. Tan solo lleve todo a otra mesa mientras ella se encargaba de cortar el pan.

Mi estómago rugía con lo bueno que olía el lugar, estaba segura que esa pasta estaría deliciosa, por no decir que aunque estuviera horrible me la comería. El olor a las especies de la salsa hacia que el vacio de mi estómago llorara por ser llenado. El olor del ajo junto con los panes que ella había preparado me hacía recordar a la cocina de mi abuela cuando cocinaba para mi abuelo. Ese recuerdo me hizo suspirar al recordarlo.

― Vamos, toma asiento y comeremos.

― Un momento ―corro hacia la cocina para tomar dos copas junto a la caja de zumo de manzana y la botella de vino ― Listo.

Dejame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora