Capítulo 19

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Trato por milésima vez que mi mirada no se dirija a su mesa, es una tarea difícil pero teniendo a mi abuela a mi lado hace que sea más prudente. Creo que nadie ha atado cabos de quien es ella, y lo que puede representar. En el centro de la pista esta Jess bailando con su hermano mientras la mayoría de jóvenes hace lo mismo. Bebo la segunda copa de vino como si fuera la última copa que tomare, la saboreo porque no deseo tomar de más.

Miro alrededor viendo que todo está en su apogeo, las botellas de tequila es algo que sobra mientras los del catering sirven las bebidas. La música pop suena animando el ambiente, y la mayoría de adultos charlan dispersos en todo el lugar lo que hace que pasemos desapercibidos de la seguridad. Mi padre aún no se ha aparecido, pero tengo la certeza que no tardará en llegar por lo que es ahora o seguir en la sombra.

― Un baile señora Kate ―dice Pablo con un tono de voz alto sonriéndonos mientras Jess se rasca la oreja.

― Ya que insistes ―responde riendo mientras el señor Ordoñez saca a Clare cuando la música cambia a algo más acorde a ellos.

Y es suficiente para que los adultos acaparen lo que sobra de la pista mientras mueven las mesas para hacer más espacio. Jess me toma de la mano mientras me lleva hacia la otra esquina de la pista mientras bailamos. Desde aquí es imposible verla, pero sé que este es el momento. Es más de media noche por lo que dentro de poco se dará por terminada la velada, y será el momento para buscarla.

― Iré por ella, ve a la choza y ella llegara ―susurra en mi oído alejándose.

Veo a Lana a lo lejos con la intención de acercarse pero me escabullo entre los invitados casi agachada evitando que alguien me vea. Uso las cajas apiladas de los instrumentos como escudo corriendo hacia la choza sintiendo mi corazón a mil por hora. Es como si me estuviera advirtiendo de algo, pero solo pido que no sea nada malo. Paso detrás del camión para caminar con rapidez hacia la choza sorteando con algunos empleados que toman un descanso.

Al entrar veo en el centro de la mesa una caja rojo oscuro con un ramo de flores que reconozco. Los colores que tendrían que ser vividos y llenos de vida, no son más que flores secas, desteñidas que con el tiempo empiezan a morir dejando tan solo un cascaron vacio. No tengo que ser adivina para saber quién es el responsable de ello. El terror me congela en mi lugar, sintiendo como el miedo trata de ahogarme y quiero salir de este lugar.

Trato de calmar el miedo, muerdo mi labio ejerciéndome dolor para reaccionar. Titubeo al dar el primer paso, pero si llego hasta este punto sé que no le costara nada llegar a mí. Las dudas vienen como una marea que saca toda la basura, miles de escenarios se reproducen en mi mente, pero solo pocas personas aparecen en mi mente que pudieron traicionarme.

― Escabullirme fue tan complicado que por un momento pensé que no lo lograría ―dice alguien apareciendo de las sombras ― Pero prefiero arriesgarme que ser castigado por él, ¿Lo comprende verdad?

Lo reconozco como el hombre que no dejo de verme cuando estaba con Jess. Veo el uniforme de mesero que todos llevan con las mangas arremangadas. Veo miedo en sus ojos, porque sabe que no tiene escapatoria. Salió de una guarida de lobos, para meterse a otra.

― Soy alguien que presta atención a los detalles, no la perdí de vista y el escuchar su conversación sabía que sería mi única oportunidad de acercarme a usted ―da un paso adelante y retrocedo, levanta las manos como si eso fuera suficiente para que deje que se acerce ― No le haré daño señorita.

« ¿Cree que soy idiota? »

― ¿Y debo de creerte? Trabajas para él ―suelto tratando de que mi voz no suene temerosa, ladea su cabeza mostrándose sereno.

Dejame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora